


El robo de metales como acero, aluminio y cobre registró un preocupante repunte en México durante el segundo trimestre de 2025, convirtiéndose en una de las principales amenazas para el transporte de carga en el país.
De acuerdo con el Reporte Q2-2025 de robo de transporte de carga elaborado por la empresa Overhaul, el sector de metales concentró el 4 % de los incidentes a nivel nacional, lo que representa un incremento de tres puntos porcentuales frente al mismo periodo de 2024.
Aunque los alimentos y bebidas siguen siendo los bienes más robados —con un 33 % de los casos, destacando el aguacate como producto más afectado—, el auge en el hurto de metales refleja un cambio en las tácticas del crimen organizado y abre un nuevo frente de riesgo para la industria logística.
Los corredores más peligrosos
El informe ubica al centro del país como la zona más riesgosa, particularmente los estados de Puebla (27 % de los casos), Guanajuato (20 %) y San Luis Potosí (13 %). Además, la autopista México–Saltillo (MEX-57D) se consolidó como el corredor más peligroso para este tipo de delito.
Otros sectores afectados fueron los bienes de construcción e industriales (10 % de los robos) y productos misceláneos (7 %).
Tácticas y horarios del crimen organizado
El estudio también revela patrones preocupantes:
- 80 % de los robos ocurrieron entre miércoles y viernes.
- 40 % de los incidentes se registraron en la madrugada, entre 3 y 6 a.m.
- Los métodos se dividieron entre intercepciones a vehículos en movimiento (53 %) y ataques a unidades detenidas (47 %).
Estrategia gubernamental
Este informe coincide con la reciente presentación del plan “Cero Robos” por parte del Gobierno de México, el cual se enfocará en tres vías que concentran casi un tercio de los hurtos a transportistas en el país. La estrategia contempla el despliegue de más de 1,180 elementos de seguridad, así como medidas de infraestructura como cierre de accesos irregulares, instalación de arcos dinámicos, modernización de carreteras y creación de paradores integrales.
El crecimiento del robo de metales no solo pone en jaque a transportistas y empresas, sino que también evidencia la diversificación del crimen organizado y la necesidad de redoblar esfuerzos coordinados entre sector privado y autoridades para frenar esta tendencia.

