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Starbase, Texas.-El más reciente vuelo de prueba del cohete Starship de SpaceX terminó en una nueva explosión sobre el Océano Índico este martes, sumando otro fracaso a la serie de lanzamientos accidentados de la nave que representa la ambición de Elon Musk de colonizar Marte.
El despegue tuvo lugar a las 18:36 horas (tiempo local) desde la base de operaciones de la compañía en Starbase, una zona del sur de Texas donde recientemente los habitantes votaron para convertir el poblado en una ciudad homónima al programa espacial de Musk. Se trató del noveno intento de prueba del colosal vehículo, el más grande y potente jamás construido, con 123 metros de altura.
Aunque el lanzamiento comenzó con entusiasmo tanto por parte de los ingenieros de SpaceX como de los miles de seguidores que siguieron el evento en tiempo real, los problemas no tardaron en aparecer. La etapa propulsora conocida como Super Heavy, encargada de impulsar a la nave en su fase inicial, no logró completar su amerizaje planeado en el Golfo de México y explotó poco después de separarse de la etapa superior.
Posteriormente, la segunda etapa de la nave también presentó fallas: no abrió las compuertas necesarias para desplegar la carga útil simulada de satélites Starlink y comenzó a girar fuera de control. A pesar de que voló más lejos que en sus dos intentos anteriores, la nave sufrió fugas, obligando al equipo de la misión a purgar el combustible para minimizar la explosión. Las cámaras a bordo se apagaron a los 45 minutos de lo que se preveía como un vuelo de 66 minutos, quedando muy lejos de la zona de amerizaje frente a la costa oeste de Australia.
En redes sociales, SpaceX informó que la Starship “experimentó un desmontaje rápido e imprevisto”, una frase habitual para describir explosiones no controladas. Elon Musk, por su parte, reaccionó con determinación
