


De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- Los perfiles de las víctimas de la inseguridad en Córdoba son varones jóvenes, revela la Jurisdicción Sanitaria. En lo que va del año, van más de 60 heridos por arma de fuego.
En las últimas horas, la violencia en Córdoba volvió a cobrar vidas. Un motociclista fue ejecutado cuando circulaba por la colonia Santa Isabel, en los límites entre Córdoba y Fortín. Testigos llamaron a emergencias pensando que se trataba de un accidente, pero al llegar los servicios de auxilio se corroboró que había sido alcanzado por al menos seis disparos. Horas después, una pareja fue asesinada dentro de su vivienda en la colonia Nueva, cerca del rastro municipal. La policía acordonó la zona sin ofrecer detalles del ataque.
Estos crímenes no son hechos aislados. Forman parte de un patrón de violencia que se ha normalizado en la región y que queda reflejado en las cifras oficiales de la Jurisdicción Sanitaria número 6 de Córdoba. De acuerdo con la respuesta a una solicitud de acceso a la información, entre 2024 y lo que va de 2025, esta dependencia ha atendido a 60 personas heridas por arma de fuego y 138 por arma punzocortante en los municipios bajo su competencia.
Los datos, desglosados por edad y sexo, revelan un perfil claro de las víctimas: la mayoría son hombres jóvenes. En el caso de las lesiones por arma de fuego, 52 de las 60 víctimas fueron hombres, principalmente en el rango de 12 a 34 años. En heridas por arma blanca, 99 de 138 casos correspondieron también a hombres, con una concentración alarmante en adolescentes y adultos jóvenes.
Aunque las autoridades sanitarias describen los tratamientos aplicados, desde curaciones simples hasta intervenciones quirúrgicas y canalización a hospitales, estos procedimientos son apenas un paliativo frente a la raíz del problema: la incapacidad de las instancias de seguridad y justicia para contener la violencia.
La frialdad de las estadísticas oculta el drama humano detrás de cada número. Cada herido representa una familia afectada, un joven cuya vida queda marcada por la violencia, y una comunidad que vive bajo el temor constante.

