


AGENCIA
Reynosa, Tamps.– En Tamaulipas, las familias de personas desaparecidas no solo viven la incertidumbre de no saber el paradero de sus seres queridos; cuando logran localizarlos sin vida, deben esperar entre ocho meses y hasta dos años para recibir los cuerpos. En varios casos, incluso se ven obligadas a interponer un amparo para que un juez ordene a la Fiscalía General de Justicia (FGJ) realizar la entrega.
El caso de Jesús Guzmán ilustra esta situación. El 19 de mayo de 2023 desapareció tras salir a un supermercado en la colonia Las Fuentes de Reynosa, la ciudad con más reportes de desapariciones. Su esposa Viridiana comenzó la búsqueda y, semanas después, reconoció entre la ropa mostrada en una transmisión de buscadoras la vestimenta de su esposo, hallado junto a otras 28 víctimas en una zona de exterminio.
Aunque la identificación se confirmó en septiembre de ese año, la familia debió esperar hasta el 9 de octubre para recibir el cuerpo, tras interponer un amparo. “La espera parecía eterna y alargaba más el sufrimiento”, relató Viridiana.
Otros casos reflejan la misma crisis. La familia de Neira Jareli Bolado González esperó casi un año para recibir sus restos, pese a que fue localizada en 2024. En el caso de Karla Samira Barrientos Cruz, desaparecida en agosto de 2024 y encontrada en noviembre, la notificación a la familia nunca llegó, y los restos fueron entregados hasta un año después.
El ejemplo más extremo es el de Aldair Leos Lira, desaparecido en junio de 2023 y encontrado en una fosa en Reynosa. Su cuerpo permaneció dos años en resguardo en el Servicio Médico Forense, pese a que tenía tatuajes y rasgos identificables. “¿Por qué esperaron tanto?”, cuestionó su madre, Susana Lira.
José Andrés Méndez Ñeco, vocero del colectivo Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas, explicó que la crisis forense rebasa a la Fiscalía. Señaló que los retrasos obedecen a burocracia, la falta de coordinación del equipo multidisciplinario que notifica a las familias y, en ocasiones, a que las autoridades no entregan los cuerpos cuando les falta alguna extremidad por temor a quejas de Derechos Humanos.
Actualmente, las familias reciben orientación de colectivos para agilizar procesos y evitar que las autoridades demoren las notificaciones. Sin embargo, la situación continúa evidenciando rezagos estructurales en la identificación y entrega de restos humanos en el estado.

