AGENCIA
Buenos Aires.- El expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, advirtió que las bandas criminales en América Latina están apoderándose de las funciones esenciales del Estado y buscan sustituir sus estructuras clave, lo que representa, dijo, una amenaza directa a la gobernabilidad y al Estado de derecho.
Durante su participación en el 15 Foro ABECEB, celebrado el pasado 7 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, el exmandatario panista alertó sobre la creciente “captura del Estado” por parte del crimen organizado y defendió la estrategia de seguridad que impulsó en Michoacán durante su sexenio (2006-2012).
“El problema para mí no es la droga en sí misma; el problema es que las bandas criminales se están apoderando del Estado y están reemplazando funciones que eran monopólicas, como el uso de la fuerza pública, la creación de leyes, la impartición de justicia y la recaudación de impuestos”, sostuvo Calderón.
Según su análisis, el crimen organizado ha modificado su modelo de operación, pasando de exportar drogas hacia Estados Unidos a distribuirlas dentro del territorio nacional. “En el nuevo mercado, la clave es controlar el territorio”, explicó, añadiendo que este control se ha traducido en una escalada de sobornos y violencia: “Primero sobornan al policía, luego al comandante, al alcalde, al gobernador, hasta capturar estados completos”.
El expresidente sostuvo que la violencia en México y otros países latinoamericanos es consecuencia directa de esa disputa territorial, y subrayó la necesidad de fortalecer las instituciones. “Se necesita un Estado mucho más capaz, confiable y eficaz, con fiscales, jueces y policías realmente comprometidos con la ley”, expresó.
Respecto a la situación de Michoacán, Calderón calificó lo que ocurre en la entidad como una “tragedia”, señalando que el verdadero negocio del crimen organizado es la extorsión. “Una vez apoderado del Estado, el crimen cobra rentas a quienes tienen negocios ilegales, porque esas víctimas no pueden pedir la protección del Estado”, dijo.
El exmandatario argumentó que su ofensiva contra el crimen organizado, iniciada en 2006, logró contener temporalmente a los grupos delictivos, pero fue abandonada por los gobiernos posteriores. “Cuando yo salí, se dejó que los criminales volvieran a crecer y se apoderaran del Estado. Hoy vemos las consecuencias en Michoacán”, afirmó.
Calderón recordó los asesinatos recientes de Bernardo Bravo y del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, como ejemplos de la crisis de inseguridad que, dijo, se agravó tras el abandono de la política de seguridad federal.
“La mayor amenaza de nuestros pueblos es el crimen organizado”, concluyó, al tiempo que hizo un llamado a los gobiernos latinoamericanos a fortalecer sus instituciones de seguridad y justicia. “La única variable determinante del progreso es el Estado de derecho: que la ley se cumpla y se haga cumplir”.


