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Un viaje por la historia del Ferrocarril

Superiberia

Son varias las opciones para quien quiere adentrarse en la historia del Ferrocarril Mexicano. Una de ellas es tomar cualquier tren comercial (de los pocos que aún subsisten, como el Chepe —en el noroeste del país— o el expreso que va de Guadalajara a Tequila, en Jalisco) para dejarse seducir con los paisajes, ciudades y pueblos que el avance por las rutas va abriendo al viajero. 

 

Tendrá también una grata recompensa quien incursione en la vasta literatura que existe sobre el tema o contemple las obras que sobre esta línea realizaron pintores como José María Velasco, Casimiro Castro o Salvador Murillo. 

 

Otra alternativa que de seguro resultará emocionante es la visita a sitios que formaron parte de la infraestructura original de este ferrocarril y que a la fecha están fuera de servicio, en operación o han sido destinadas a otros fines. Como ejemplo del primer caso está el puente de Metlac, construido en el siglo XIX para atravesar la barranca del mismo nombre, localizada entre Córdoba y Orizaba. 

 

En cuanto a inmuebles que conservan su función original, es notable el valor arquitectónico de la Estación de Veracruz, uno de los primeros edificios construidos en México mediante el uso del concreto armado.

 

Recorriendo la ciudad de Orizaba, podemos apreciar algunas locomotoras, como la que donó al municipio el Museo del Transporte de Xalapa.

En diversas calles se puede observar una locomotora de vapor con vagón, una de ellas se exhibe en el bulevar de Poniente 7 y pesa 120 toneladas.

 

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