


Efraín Hernández
El Buen Tono
Fortín, Ver. – A menos de tres meses de concluir su mandato, Gerardo Rosales Victoria deja un panorama desolador en Fortín. La prolongación de la avenida 16, a un costado de la carretera Fortín–Huatusco, se ha convertido en el ejemplo más claro del fracaso administrativo: los baches parecen cráteres y la falta de mantenimiento revela la ausencia total de planeación urbana.
Mientras las calles se desmoronan, el alcalde concentra sus esfuerzos en asegurar el cierre de su administración con contratos exprés y asignaciones discrecionales, una práctica que ha generado sospechas sobre el manejo de los recursos públicos. Los fortinenses denuncian que, pese a los altos presupuestos destinados a infraestructura, no existen resultados visibles, y las obras prometidas quedaron en simples anuncios de propaganda.
Los socavones y hundimientos que se multiplican por todo el municipio no solo representan un riesgo para los habitantes, sino también el reflejo de un gobierno sin rumbo, incapaz de dar mantenimiento a su propia ciudad. Las quejas por daños a vehículos y accidentes viales se acumulan, mientras el ayuntamiento guarda silencio ante el deterioro generalizado.

