
Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- El arranque de campaña de Enrique Rustrián Villanueva fue un triste espectáculo que deja en evidencia su falta de liderazgo y desconexión con la militancia priista. Su transmisión por Facebook, destinada a marcar el inicio de su proyecto político, pasó desapercibida: sin audio, en penumbras, sin presencia de su planilla y sin un solo militante de peso que lo respaldara.
Lejos de generar entusiasmo o expectativa, Rustrián demostró que está completamente marginado de los verdaderos priistas, quienes ni siquiera se tomaron la molestia de compartir su contenido o aparecer en su primer acto público.
Lo que debía ser un banderazo simbólico terminó como una muestra clara del aislamiento político en el que se encuentra este partido y su candidato.
Con este deslucido inicio, queda en evidencia que su candidatura no sólo carece de estructura, sino también de legitimidad ante las bases del partido.
