


Agencias
Parral, Chihuahua.– La tragedia golpeó con fuerza a una madre que apenas había logrado ganar la custodia legal de sus dos pequeñas hijas. Horas antes de encontrarlas sin vida, recibió una última fotografía enviada por su expareja, el padre de las niñas, quien las habría envenenado antes de suicidarse.
Según informes de la Fiscalía de Distrito Zona Sur, el pasado 17 de julio se activó una búsqueda urgente tras la desaparición de Jesús Omar y sus hijas Génesis Nahomy y Yeyly Valeria, luego de que la madre de las menores denunciara que no podía localizarlos.
Lo más estremecedor del caso es que, a las 16:14 horas, la mujer recibió una fotografía donde se ve a las dos niñas en el asiento trasero de un automóvil Versa blanco, conducido por su padre. Las pequeñas lucían tranquilas, vestidas de azul y con el cabello recogido en una coleta. Nada en la imagen hacía prever el trágico final.
La investigación señala que Jesús Omar envenenó a sus propias hijas con una sustancia aún no identificada y posteriormente se quitó la vida usando el mismo método. El vehículo fue encontrado al día siguiente, aparentemente abandonado cerca de la Presa Parral. Dentro del auto, yacían los cuerpos sin vida de los tres.
La madre, al acudir al lugar, identificó de inmediato a Jesús Omar como el conductor del vehículo. Fue ahí donde se confirmó la peor pesadilla: las dos pequeñas habían sido asesinadas por el hombre que debía protegerlas.
Este crimen no solo refleja una tragedia familiar, sino también un fracaso institucional. La madre ya había alertado sobre el comportamiento del padre, y pese a tener la custodia legal, no hubo mecanismos eficaces que impidieran que el agresor tuviera acceso a las menores.
Organizaciones civiles de protección a la infancia han cuestionado la ausencia de medidas cautelares y la falta de reacción inmediata por parte de las autoridades, que sólo actuaron cuando fue demasiado tarde.
Durante el fin de semana, los cuerpos de las dos niñas y el de su padre fueron velados por sus familiares, en medio del dolor, el desconcierto y la indignación.
Este caso ha conmovido a la sociedad chihuahuense y mexicana en general, generando un llamado urgente a revisar los protocolos de protección infantil, el actuar del sistema judicial en casos de custodia, y la forma en que se previene la violencia vicaria: cuando se agrede a los hijos como forma de castigo hacia la madre.


