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GATOPARDO: EL JUEGO DEL GATO Y EL RATÓN, DIGITALIZADO

Superiberia

Aleluya Moreno Lorenses Oropesa
Columnista

Sin importar quien venza en la contienda electoral mexicana del 2018, la Oligarquía y su Estado mundial ya ganó, por razones ampliamente satisfactorias.
Los tres mosqueseros y media. Negado a reconocer causas profundas de la realidad nacional, el discurso ideológico masificado de probables votantes y asegurados votados se ha centrado en el comportamiento individual de los candidatos de los tres frentes constituidos por tres partiditos cada uno, así como de la candidata comodín independiente, ocultando la existencia del verdadero poder y sus vínculos.
Actores de la comedia nacional simuladora del cambio periódico de titulares desgastados del gobierno, engatusan a la sociedad con sketches propios de la vecindad del Chavo del Ocho, mientras la maquinaria del capital monopolista de Estado continúa su voraz consumo de la riqueza nacional. En primicias, la única precandidata de un programa revolucionario, Marichuy, quedó fuera de la jugada.
Mentiras verdaderas, a fuerzas de repetirlas. Reducidas las contradicciones sociales al comportamiento individual de gobernantes y aspirantes a serlo, dan hueva los cotidianos noticieros y principales periódicos impresos y digitales haciendo análisis sosos de tendencias observadas mediante la aplicación de encuestas pseudocientíficas aplicadas telefónicamente, o por internet, a sujetos anónimos
sobrestimados.
Sin más criterio de verdad y margen de fiabilidad que el hecho de emitirlas ellos, diversas empresas dedicadas al negocio de vender y propagar resultados confabulados festinan sus mediciones, omitiendo sus desaciertos cantados de la misma manera: con la opinión de muy pocos sobre cuitas banales, osan definir tendencias de impacto por politizadas; o hechas verdad, a fuerzas de repetirse.
Aritmética básica del gusto subjetivo del sujeto, oculta intereses de clase. La personalidad simpática, el carisma angelical de los postulantes, facilita su acopio de votos, sobre todo si su modo de ser no resulta aversivo. Es cuando, dice la vendimia: si bien Mide es soso, se le quita al lado de su simpática esposa, perlada de imágenes radiantes y don de gentes. Hasta gusta para Presidenta y Mi, de su consorte.
El Peje, asociado a perversidad nazi socializante, ama taparse con piel de oveja curtida en tenerías de Canacintra. Aletargado de labia, su ofrecimiento de paz, amor, perdón santurrón a pecadores arrepentidos, prende entre costras de políticos chapulines y capas sociales demócratas pequeñoburguesas deseosas de cambios iluminado, más no dirigidas por organizaciones irredentas de clase.
Chachalakas, como echar para atrás reformas y programas peñistas, se asemejan al muro de Trump por fake news de Facebook, para sumar votos de indecisos acostumbrados a definir sus gustos por escarceos de cuates coludidos.
Ricardo Anaya siempre ha sido un político de oficio, de sistema, creado y fortalecido en las filas panistas gobiernistas acostumbradas a las negociaciones del PRI-AN, del Frente por México, y, ahora impulsoras del próximo gobierno de coalición socialdemócrata; simula contraponerse con Peña, nomás para distanciarse de quien es congénere.
Cercano a liberales socializantes del MC y del PRD, se contrapone a los conservadores liderados por Felipe Calderón, quien representa los mismos intereses, pero encubiertos por el reboso de género de Doña Prudencia Margarita.
Dice la ingenuidad que ésta es comodín de Peña Nieto para sacar de la jugada electoral al enriquecido ratón Anaya, acusado de lavado de dinero para devolverle el PAN a los caldero-foxistas pan-pristas, asegurando los intereses del capital financiero por una cómoda ventaja congresista y en la Conago.


Avanzan sus querencias en medios, igual de enajenados. Los grandes medios de comunicación de masas no se quedan atrás. Once marchantes dominan el mercado de noticieros y otros programas distractores, jugando a la comedia y al olvido, mientras la vendimia nacional sigue su marcha implantando políticas económicas a favor del capital; aun a costas de costosas
nacionalizaciones.
No tiene fin la fuga de capitales; el aval hacendario de estratosféricas ganancias bancarias, aderezadas con dispensas de impuestos, estímulos y donación de medios de producción; la venta barata de hidrocarburos, la compra de sus derivados, a precios leoninos; la entrega de minas y minerales al capital extranjero; la privatización de facto legalizada, del recurso hídrico; la mano de obra a precios irrisorios y condiciones esclavistas; la comercialización privada de servicios de primera necesidad; el abatimiento del gasto público.
Al ladrón, al ladrón. Aplausos por logros macroeconómicos derrama la cohorte gubernamental, mientras el pueblo es ofendido por oprobiosas condiciones de vida, trabajo, educación, inseguridad pública e íntima.
Denigrantes condiciones socio-culturales completan la cotidianidad de 110 millones de mexicanos acostumbrados a vivir en penurias en medio de rastros y cementerios, agradecidos por disponer de mendrugos: alienada con ideas torcidas inyectadas por dudosos guías espirituales.
El poder impuesto exige el recambio periódico de gobernantes. En sociedades esclavistas y feudales, el rey lo es por la gracia de su Altísimo, hasta que la muerte le separe del cargo heredado mediante vinculaciones consanguíneas; o, por decisiones soberanas incuestionables. Esta fórmula la aplica el capital, personalizándola para despersonalizarla.
En los regímenes democráticos burgueses, los gobernantes son impulsados por grupos de poder económico y/o político, que así se hacen del cargo y privilegios acompañantes, como son gozar de validez constitucional, aportaciones dinerarias mensuales del erario, cuotas especiales en tiempos electoreros, y, fuero.
La corrupción deriva del intocable sistema, así replicado. La posición facilita el acopio de recursos provenientes del cabildeo, por favores realizados, premios, y estímulos; tantos de ellos provenientes de fuentes oscuras de
financiamiento.
El descuido de las formas, los modos y los tiempos, los ingresos y desvíos económicos de cabildos, alcaldes, gobernadores, diputados, senadores y presidente nacional, pasan de la omisión al olvido, por la gracia de Señor.
Cuando por alguna razón se difunde el abuso de poder, se ignora, olvida, tergiversa, o se le da carpetazo. Atenco, Odebrecht, Casa Blanca, Ayotzinapa, Tlayaya, los desvíos de Duarte, otros de 22 gobernadores y miles de servidores públicos; y, así.
La vara que mide no iguala. El poder judicial alineado a los intereses de la Oligarquía es discreto, pues aplica diferente para regularle el agua a la tamalera.
Mide es adalid honesto, sin importar que haya autorizado partidas secretas, e, igual, desvío de recursos hacendarios mediante programas SEDESOL, o avalando dineros dirigidos a universidades sub-contratantes. Por los ilícitos señalados, su operadora estrella, Rosario Robles, es protegida.
Anaya es mancillado por enriquecimiento repentino ¡en medio del paraíso de fortunas inexplicables!, mientras el Peje es cuestionado por no reportar ingresos, ni gastos personales a Hacienda; de eso se hace cargo su esposa, sin saberse a ciencia cierta de qué vive, pues si fuera de las prerrogativas, en los reportes del INE, aparece.
Retozando flores, se omite lo importante. Del discurso electoral enajenado de los tres mosqueseros y media, lo importante no es el programa de desarrollo nacional propuesto por los grupos de poder que representan, sino la probable psicología del candidato y próximo gobernante nacional triunfante. Así, la teoría de la personalidad substituye en campañas, a la teoría del desarrollo de las sociedades modernas y contemporáneas, tanto como de su gobernanza.
Inflado al poder presidencial en turno, se oculta a la sociedad el verdadero poder del Estado corporativo financiero dominante del conjunto de las relaciones sociales y productivas estratégicas; en realidad, nada se mueve sin su intermediación, ni permiso.
Las fake news y la carabina de Ambrosio. En el entorno descrito, ¿las noticias mentirosas propagadas mediante los medios digitalizados personalizadores del gusto de los internautas, ubicado a partir de la clasificación de sus búsquedas para variar sus preferencias, tienen algo de novedoso? Nada. La propaganda gris siempre ha existido, a favor de quien mejor la paga.
Las sociedades de mercado basan gran parte de sus pasajeros éxitos en el canto sonoro de mentiras, tantas de ellas piadosas y, otras, resultado de la expiación de culpas, como es su uso delictivo de Trump, y, adláteres para desplazar del poder a quienes ahora los acusan con tal de recuperarlo para seguir haciendo las mismas tranzas, pero a favor de su grupo.
¿Las aplicaciones de Facebook & Cambridge Analytics, variarán las tendencias trazadas de la comedia electoral mexicana? No. Y, si lo hiciera, ¿importa?; cuando detrás de los aprietos de los ratones, el gato sigue siendo pardo.

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