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Huachicoleros causan explosión

Superiberia

Ixtaczoquitlán.- La explosión de un ducto de Pemex la mañana de ayer en la localidad de Zapoapan no sorprendió absolutamente a los lugareños, pues la mayoría sabía que se debía a una toma clandestina hecha por los huachicoleros.

Tal y como lo refiere la máxima “qui tacet conseture viditur” escrita en latín -El que sabe y calla parece que consiente-, esta actividad es la que día a día desempeñan familiares, amigos, vecinos de esta comunidad desde hace tiempo. Un trabajo que es aceptado incluso por la autoridad, la cual recibe sobornos para dejar que se desempeñe y que incluso también alcanza a los funcionarios de Pemex, principales encubridores del robo de combustible.

Sí, encubridores, pues hoy en día hay suficiente tecnología que alcanza a la mayoría de sectores, para poder detectar, inhibir y resolver este problema, pero no lo hace porque los funcionarios también reciben ‘moches’ por el robo.

Sin duda alguna, autoridades y pobladores se encuentran involucrados en esta actividad delictiva que pone en riesgo a las comunidades donde se desempeña; en esta ocasión tocó en Zapoapan.

Apenas el pasado martes, trabajadores de Pemex detectaron la toma clandestina y la clausuraron, pero no pasó ni una semana para que fuera reabierta.

Ayer fue una persona muerta y cinco heridos con quemaduras en el 60 y 80 por ciento del cuerpo. ¿Mañana? Puede ser peor.

Puede ser el pueblo entero que se consuma con niños, mujeres y ancianos, ¡todo por la corrupción y ambición!

¿Hasta cuándo se dejará sangrar al País además de erradicar este mal que pone en peligro a tanta gente, que no sólo dejó un muerto y cinco heridos, sino también intoxicados y un grave daño al Medio Ambiente?

Mientras las autoridades siguen haciéndose “patos” con todos esos gasolineros y transportistas que son los grandes clientes de los chupaductos  y luego por eso ellos mismos, por dejarlos crecer, son los que andan matando a quien se les interponga en el camino.

Como acaba de suceder con el honesto policía federal Camilo Castagñé, en Cardel, quien fue abatido a traición.

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