AGENCIA
Internacional.- La incautación del petrolero Skipper por parte de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela expuso algo más que una operación de contrabando de crudo. Detrás del aseguramiento del buque se reveló una compleja red internacional utilizada como salvavidas financiero del régimen cubano, en medio de una profunda crisis económica y bajo el endurecimiento de sanciones internacionales.
El buque zarpó el pasado 4 de diciembre con cerca de 2 millones de barriles de crudo pesado venezolano. De acuerdo con la documentación oficial, el cargamento tenía como destino final Cuba. Sin embargo, las investigaciones estadounidenses indican que únicamente alrededor de 50 mil barriles habrían llegado a la isla. El resto del petróleo fue presuntamente revendido en el mercado asiático, principalmente en China, generando recursos en efectivo difíciles de rastrear.
Ese flujo de dinero, señalan analistas, constituye el verdadero objetivo de la operación. Más que un esquema de cooperación energética, se trata de un mecanismo financiero que permite a La Habana obtener divisas fuera del sistema internacional, eludiendo sanciones y controles.
Desde la era de Hugo Chávez, Venezuela ha suministrado petróleo subsidiado a Cuba a cambio de servicios estratégicos, entre ellos médicos, asesores de seguridad e inteligencia. En la actualidad, este intercambio ha cobrado mayor relevancia para el gobierno de Nicolás Maduro, que depende de la asesoría cubana en materia de seguridad personal y control interno, en un contexto de creciente presión de Estados Unidos en el Caribe.
Las autoridades estadounidenses identifican como pieza clave de esta red a Ramón Carretero, empresario panameño recientemente sancionado. A través de un entramado de compañías, Carretero habría intermediado una cuarta parte del petróleo exportado por PDVSA durante este año, incluyendo cargamentos que oficialmente figuraban como envíos a Cuba.
En el centro de la operación aparece también Cubametales, la empresa estatal cubana sancionada desde 2019. Sus compras de crudo venezolano se incrementaron de forma acelerada, al pasar de niveles mínimos en 2023 a unos 65 mil barriles diarios en 2025. Aunque el argumento oficial es el abastecimiento energético, las investigaciones apuntan a que buena parte del crudo es revendida en Asia para generar liquidez.
La incautación del Skipper se realizó en aguas internacionales mediante una operación aérea. Agentes estadounidenses tomaron el control del buque desde helicópteros sin que se registrara resistencia. El cargamento, valuado en decenas de millones de dólares, fue asegurado y escoltado como parte de una acción que Washington presentó como un mensaje directo contra las redes de evasión de sanciones.
Funcionarios estadounidenses sostienen que no se trata únicamente de Venezuela o de Cuba, sino de una estructura más amplia. Países como Irán, Rusia y China forman parte de una alianza informal basada en el intercambio de recursos, tecnología y mercados para sostener economías sancionadas. Irán aporta asistencia técnica en refinerías, Rusia suministra diluyentes, China adquiere crudo con descuento y Cuba obtiene divisas sin transparencia.
Más allá del discurso ideológico, expertos coinciden en que se trata de un esquema de supervivencia política y financiera. El petrolero Skipper, señalan, no transportaba únicamente crudo, sino el oxígeno económico de varios regímenes bajo sanción. Con su incautación, Estados Unidos busca cortar ese suministro y dejar claro que el foco no está en un solo país, sino en toda la red que lo sostiene.


