Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba, Ver. — Sin previo aviso, sin una sola explicación y con total desprecio por la ciudadanía, el Ayuntamiento de Córdoba, encabezado por Juan Martínez Flores, ordenó el cierre de la Avenida 1 a la altura de la calle 9 desde la mañana del lunes, generando un caos vehicular que se mantiene hasta este martes, y lo peor: sin que se sepa cuándo se reabrirá la circulación.
La rehabilitación de esta importante vialidad, financiada con recursos del fideicomiso de Parquímetros, está a cargo de una empresa constructora que trabaja bajo la sombra del silencio institucional. Ni el presidente municipal, ni el director de Obras Públicas, Adner Arturo Ceballos Lozano, ni mucho menos la regidora tercera Georgina Aguilar Sánchez —quien preside la Comisión de Obras Públicas— han dado la cara para explicar los motivos del cierre, los plazos de ejecución o las medidas de mitigación del caos vial.
La negligencia es doblemente imperdonable porque ni siquiera la Coordinación de Comunicación Social fue capaz de emitir un comunicado o una simple publicación en redes sociales para alertar a la ciudadanía sobre esta medida. La omisión en los canales oficiales refleja no solo desinterés, sino una profunda incompetencia en la forma de gobernar, en la que los ciudadanos son tratados con desprecio y sin el más mínimo respeto.
Mientras miles de cordobeses se ven atrapados en embotellamientos, sin rutas alternas señalizadas y sin presencia de agentes viales que orienten el tráfico, las autoridades responsables brillan por su ausencia, encerradas en la opacidad, la indiferencia y el desdén.
