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Inocentes ilusiones

Superiberia

Pues este año han tocado dos fechas interesantes a estas entregas. La semana pasada, el fin del calendario maya (o del mundo, decían). En ésta, el Día de los Inocentes, que en México utilizamos para engañar a los demás, y que en los periódicos suele celebrarse con noticias ficticias.

La semana pasada le decía que no sólo el mundo no se acaba, sino que es mejor año tras año, aunque nos cueste trabajo aceptarlo. Así, el 2012 habría sido el mejor año de la humanidad, mientras llega el 2013, que debería ser mejor. Para México, sin duda así será, como también ya lo hemos comentado en varias ocasiones. 

Sin embargo, las tendencias no siempre continúan, y es precisamente el cambio de dirección lo que resulta más complicado de predecir. Hace cien años, nadie esperaba el inicio de una guerra entre las grandes potencias europeas. Inició menos de dos años después, y transformó definitivamente el mapa del mundo y la vida de millones de personas. Nadie imaginaba, en 1913, que los tres grandes imperios: el Alemán-austro Húngaro, el ruso y el turco, no existirían cinco años después. Nadie pensaba que el zar de todas las Rusias dejaría de serlo y pronto dejaría de existir. Nadie consideraba posible que la más grande potencia del mundo moderno, que había controlado los mares del planeta por más de cuarenta años, entraría en un remolino político y financiero que la pondría al borde de la quiebra en una década, y al borde de la desaparición en tres. 

Y todo eso ocurrió. Y todo por un tramado de pactos de defensa mutua entre grandes potencias y pequeños países, por errores de estimación en disputas por, literalmente, pequeñeces, y por uno que otro loco, que nunca faltan. A la fecha, no está claro por qué ocurrió la Gran Guerra. Pocos años antes, Norman Angell publicó un libro titulado “La gran ilusión” en donde afirmaba que debido al nivel de interacción y comercio entre países industrializados, una guerra sería absurda, puesto que haría perder a todos. A pesar de los sabios argumentos de Angell (que en 1933 recibiría el Nobel de la Paz, justo en el ascenso de los nazis), la guerra ocurrió, provocando exactamente lo que él suponía: pérdidas para todos. 

Hacia 1913, Alemania había superado ya al Reino Unido como la primera potencia manufacturera del mundo. Buena parte de su desarrollo provenía de intercambios comerciales, e incluso a partir de 1910 las inversiones de Alemania en Reino Unido eran importantes. Con todo y eso, hubo guerra. Por disputas nacionalistas en una región que sólo sirvió como excusa. 

La historia no se repite, pero hay comportamientos humanos recurrentes. Los conflictos en el este de Asia alrededor de quién tiene la soberanía en algunos islotes ha hecho recordar a muchos las Guerras del Peloponeso. En el 431 AC Esparta, preocupada por el ascenso de Atenas, aprovechó como excusa una disputa menor para enfrentarla. Las guerras duraron tres décadas, y ambas potencias quedaron tan debilitadas que poco tiempo después fueron barridas por Filippo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno. El Reino Unido y Alemania, aprovechando una disputa menor, se enfrentaron por 30 años, quedando ambas tan debilitadas que permitieron el ascenso estadounidense, desde entonces la potencia que es dueña de los mares del mundo. 

En este 2013 las disputas serán alrededor de islotes, le decía, que China y Japón, o éste y Corea, o aquélla y Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwán consideran suyos. Uno pensaría, como Angell, que no tiene sentido una guerra entre potencias industriales que son profundamente interdependientes. Pues sí, no tiene sentido, pero ocurre. Como en los dos ejemplos mencionados, uno hace 2500 años y el otro justo un siglo, hay un tramado de alianzas que convertirían cualquier enfrentamiento en un problema mayor. Estados Unidos tiene tratados de defensa mutua con Japón, Corea, Filipinas y Malasia. 

En las últimas dos semanas, el enfrentamiento entre China y Japón por las islas Senkaku/Diaoyu ha crecido hasta involucrar escarceos aéreos. Estamos hablando de la segunda y tercera economías del mundo (ah, justo como Alemania y Reino Unido en 1913), que en caso de enfrentamiento involucrarían a la primera economía, Estados Unidos (ah, igual que en 1913, aunque los vecinos tardaron un rato en reaccionar). 

¿Será 2013 el mejor año de la historia de la humanidad? ¿O será una repetición más de la “marcha de la locura”?  

@macariomx

www.macario.mx

Economista 

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