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INSEGURIDAD Y POLÍTICA

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo  /  columnista

A la ola de violencia derivada del reacomodo de grupos delictivos en diversos puntos de la entidad se adiciona la intransigencia de una fuerza política emergente, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que no quiere ningún trato con las autoridades estatales aun cuando de por medio éste la tranquilidad de los ciudadanos. Dos ejemplos recientes dan fe de lo anterior: el secuestro de un funcionario municipal en Coatzacoalcos y el ataque armado contra un centro nocturno de Xalapa, sucedido el fin de semana.

Los dos municipios, Coatzacoalcos y Xalapa, son gobernador por alcaldes surgidos de Morena, los cuales, por órdenes de la cúpula partidista, se han mantenido renuentes a la coordinación con el Gobierno Estatal, en un intento de aplicar la misma estrategia usada durante el gobierno de Marcelo Ebrard en la Ciudad de México (2006-2012) cuando el tabasqueño Andrés López Obrador lo obligó a que durante todo los seis años evitara cualquier trato con el Gobierno Federal. Vaya, ni el saludo al presidente Felipe Calderón le permitió a Ebrard.

Eso es lo que se busca hacer en Veracruz y por ende, los alcaldes de Morena se habían rehusado a suscribir convenios para la creación de políticas municipales hasta que fueron emplazados en el mes de diciembre bajo la advertencia de que les dejarían a su cargo la Seguridad Municipal como establece el artículo 115 constitucional. En Morena tampoco  querían -ni quieren- asumir su responsabilidad en esta materia pues al hacerlo se les agota una bandera de campaña: acusar al Gobierno yunista de ser el responsable de la cresta de inseguridad. Ahora, los municipios deben asumir su parte en el asunto y los costos políticos.

Pues bien, el lunes pasado, el  director municipal de Ingresos, Elías Omry Gutiérrez Gordillo en Coatzacoalcos, fue secuestrado cuando se dirigía a laborar y pese al hecho, el alcalde Víctor Manuel Carranza se negó a recibir la llamada telefónica del gobernador Yunes Linares bajo el argumento de que estaba en otra reunión importante –por vez primera en la historia local un edil le hace un desaire al gobernante en turno pero un es una hazaña sino el síntoma de una posición partidizada-, y se limitó a informar del secuestro del funcionario a través de un boletín.

No hubo denuncia judicial ni coordinación entre el Municipio y el Estado. El funcionario fue liberado horas después –al día siguiente presentó su renuncia al cargo- y el asunto quedó tan empantanado como inacabado. Carranza Rosaldo se limitó a decir que la “mafia” –no especificó si la ‘mafia del poder’ o la mafia del narcotráfico- había comenzado una guerra contra su administración y solicitar la intervención del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) para proteger a los ediles de su comuna.

Lo anterior es, además de un despropósito –porque el Cisen no tiene nada que ver con asuntos municipales-, un pretexto absurdo para evitar coordinarse con el Gobierno Estatal en el tema de la Seguridad Pública. Y no es fortuito porque el alcalde Carranza es compadre –por la vía religiosa- de la diputada Rocío Nahle, la mujer más poderosa de Morena en Veracruz, cercanísima a López Obrador. Los ediles de Morena, y en especial el de Coatzacoalcos, son títeres de la señora Nahle.

La misma ha dictado una política de ‘cero trato’ con el Gobierno Estatal aúnque pasen a traer a los ciudadanos castigados por la violencia o la crisis financiera de las entidades de Gobierno. Otro ejemplo se dio el fin de semana cuando Nahle también  ordenó a los alcaldes de Morena en el sur del estado no asistir a una reunión realizada en Las Choapas a fin de revisar proyectos de obra pública para esa región. Los ediles de Coatzacoalcos, Moloacán, Agua Dulce y Minatitlán, surgidos de Morena, se negaron a sentarse con Yunes Linares.

También el sábado anterior, dos sicarios atacaron a tiros el centro nocturno “La Bartola” en Xalapa, provocando la muerte de dos personas –una de ellas, un músico estudiante de la Universidad Veracruzana (UV)- y generando terror entre los habitantes de la capital del estado. Tras eso, la reacción del alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero fue culpar al Gobierno Estatal de los hechos y exigirle seguridad para la ciudad, lo que es toda una incongruencia.

Esto porque Rodríguez Herrero fue uno de los ediles que se opuso desde el inicio a hacer acuerdos en materia de seguridad, aunque en diciembre tuvo que hacerlo para la creación de la Policía Municipal, pero a regañadientes. Además, en lo que va del mes ha sostenido –junto con legisladores y líderes de Morena- que no aceptará policías capacitados por el Gobierno Estatal sino que creará su propia academia para preparar a los agentes. Más incoherente aún, el edil de Morena afirma que esto no será posible hasta dentro de 9 o 10 meses, es decir por allá de octubre, mientras tanto, el responsable de la seguridad municipal es el Gobierno de la entidad.

¿No es hilarante tanta obviedad? Los munícipes de Morena no quieren hacerse cargo de la seguridad municipal hasta que pasen  las elecciones de este año –para que los ciudadano no les cobren en las urnas lo que hagan o no hagan para darles tranquilidad-y mientras tanto, exigen y culpan al nivel estatal por lo que suceda en sus demarcaciones.  Por eso, tanto los habitantes de Xalapa como los de Coatzacoalcos y los de los otros 12 ayuntamientos gobernados por Morena no tendrán paz ni seguridad porque al partido de sus ediles no les conviene políticamente que se combata a la delincuencia.

Mientras más  inseguridad haya –con todos sus muertos, secuestros y extorsiones- Morena tendrá soporte para su discurso electoral. Se repite, la inseguridad mezclada con la política partidista es veneno para todos, y específicamente los ciudadanos de Xalapa y Coatzacoalcos se convirtieron en  rehenes de las veleidades y conveniencias de los líderes de Morena.

DESAPARICIONES EN “LA BARTOLA”

Por cierto, un dato indicativo en el caso del bar “La Bartola”, atacado a balazos el fin de semana en Xalapa, es que –como ya lo han citado algunos medio informativos- siempre ha sido un escenario de asuntos relacionados con el crimen organizado y también los malosos de la política. El centro nocturno ha sido señalado en la vox populi por la venta de drogas, el “cobro de piso’, la prostitución y asuntos peores. Los que se espanten por lo ocurrido en ese antro tienen memoria corta ya que el lugar siempre ha estado envuelto en asuntos muy oscuros desde hace tiempo.

En el 2011, los hermanos Karla y Jesús Alberto Salda fueron secuestrados al salir de ese lugar y hasta la fecha no se les ha vuelto a ver. También, la madrugada del 21 de julio del 2010 “desapareció” el arquitecto Christian Morales Carrero, tras salir de ese bar. Morales Carreto fue “’levantado’ cerca del mercado Los Sauces, ubicado frente a “La Bartola” y desde entonces nadie sabe de su paradero.

La leyenda urbana cuenta que el autor intelectual de esa ‘desaparición’ fue el innombrable, luego de que Morales Carreto había coqueteado con el PAN en las elecciones de ese año y sobre todo porque tenía información muy peligrosa sobre los chanchullos con el erario público. Todos saben que Christian Morales Carreto, quien laboró en la Secretaría de Desarrollo Regional (Sedere) –hoy secretaría estatal de Desarrollo Social- era uno de los tres personajes muy cercanos al innombrable, encargado de cobrar el famoso “diezmo” a los constructores y los proveedores del Gobierno Estatal.

Los otros dos eran los hoy diputados federales  Erick Lagos y Jorge Carvallo, los que le daban cuentas al innombrable sobre el dinero obtenido ilegalmente. Entonces, Morales Carreto es el ‘desaparecido’ más famoso de “La Bartola”, un escenario de historias incontables que asustarían al radioescucha más avezado de “La mano peluda” –programa radiofónico que ya dejó de emitirse, entonces solo quedará conformarse con las historias de terror de “La Bartola”-.

 PRI, PARIERON LOS MONTES

Tal como lo escribió el fabulista Esopo hace más de 2 mil 500 años, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Veracruz se dio el “Parto de los Montes” –la fábula cuenta que las  montañas daban tremendos rugidos y se estremecían por estar en labores de parto, lo que aterrorizaba a los humanos que esperaban el nacimiento de una criatura formidable y temible, pero al final de cuentas los montes parieron un ratoncillo- en eso de nombrar a sus candidatos al Senado.

Hubo mucha alharaca para definir a la dupla para terminar con dos personajes de potenciales escasos y famas peores. Los inscritos son Juan Nicolás Callejas Rodal y María del Carmen Pinete Vargas, ni limpios de fidelidad ni limpios de duartismo. El primero fue dirigente de la Sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) impuesto por su padre, el finado Juan Nicolás Callejas Arroyo, considerado el ‘líder moral” de ese gremio.

Callejas Roldan además heredó de su papá la diputación local plurinominal y la dirigencia de la bancada priista en el Congreso Estatal –vaya y eso que los priistas se quejan de supuestas ‘monarquía’ y herencias dinásticas de los azules-. Callejas Roldan no ha conseguido nada por cuenta propia, nunca ha ganado una elección popular, además de que los Callejas Arroyo siempre estuvieron al servicio de la fidelidad y el duartismo. Eran los primeros aplaudidores de los dos ex gobernantes.

En tanto, la señora Pinete Vargas siempre ha estado ligada al impresentable exgobernante, quien durante doce años la benefició con diputaciones locales y federales además de cargos en el gabinete. Ella forma parte de las famosas “Reinis”, las mujeres que valiéndose de su físico, favores poco decentes y amistades siempre interesadas, han escalado en las esferas políticas. De esta forma, los candidatos al Senado por Veracruz llevan el tufo de la fidelidad y ponen en ridículo al (pre) candidato a la gubernatura, José Yunes Zorrilla, quien pretende desligarse del pasado. Poco favor le harán esos dos nominados.

En el camino se quedaron personajes como  la ex primera dama Sonia Sánchez de Chirinos, la exreina del Carnaval, Ana Guadalupe Ingram, y la exalcaldesa de Xalapa y delegada del ISSSTE, Elizabeth Morales, el exalcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez, el líder estatal de la CNC, Juan Carlos Molina Palacios y el exalcalde papanteco, Edmundo Martínez Zaleta. Los montes parieron un par de ratitas ni asustan ni ganan. El único que les debe tener miedo es Yunes Zorrilla porque es seguro que lo contaminarán.

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