


AGENCIA
Nacional.- José Ramón López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, respondió a las críticas que lo señalan por supuestamente no tener empleo ni responsabilidades laborales, luego de que en redes sociales circularan imágenes suyas durante unas vacaciones familiares con sus hijos.
A través de su cuenta en la red social X, José Ramón aclaró que sí trabaja, pero no en el servicio público ni con recursos del gobierno. “No soy funcionario público. No tengo ningún cargo ni manejo recursos del gobierno”, afirmó.
El mensaje surge en un contexto de escrutinio hacia los hijos del exmandatario, especialmente tras la controversia generada por un viaje de su hermano Andrés Manuel López Beltrán a Japón. José Ramón explicó que las fotografías difundidas fueron tomadas en momentos privados y compartidas sin su consentimiento, por lo que considera que se usan para desacreditar su vida personal.
“Trabajo, como muchas otras personas, y cuando se puede, también busco compartir tiempo con mi familia”, señaló, y añadió que su trabajo se desarrolla en el ámbito privado, en proyectos que no buscan atención mediática ni requieren aprobación pública.
“Llevo años leyendo que ‘no trabajo’, como si guardar silencio fuera lo mismo que no hacer nada. Pero no todo se presume ni todo se publica. Trabajo todos los días, desde hace mucho, en proyectos y asuntos que no buscan reflectores ni necesitan aprobación. Y que yo no lo ande contando, no le da a nadie derecho a inventar desde la ignorancia o la mala intención”, puntualizó.
José Ramón también defendió su derecho a la privacidad y a tener momentos familiares sin ser juzgado, recordando que descansar y convivir con sus hijos no es un privilegio, sino un derecho.
Finalmente, expresó que si decide involucrarse en la vida pública será bajo principios de honestidad, transparencia y respeto, aunque por ahora no tiene intención de asumir un rol político o gubernamental.
“Si algún día llego a participar en la vida pública (que ahora no es el caso), lo haré con responsabilidad, honestidad, transparencia, respeto y amor al pueblo. El tiempo y la verdad siempre ponen las cosas en su lugar”, concluyó.
Nadie dijo que ser papá fuera delito. Lo que llama la atención del respetable no es la foto, es la herencia del poder sin puesto, el privilegio sin transparencia.
“No soy funcionario” suena requete bonito… Hasta que vives en Houston en una Casa Gris “prestada” por un contratista de Pemex, viajas en jets privados, y tu nombre aparece en tramas que huelen más a tráfico de influencias que a meriendas familiares.
Dices que trabajas en proyectos que “no buscan reflectores”… Pero, da la puritititita casualidad que cada vez que hay ruido mediático, tú lo buscas.
La privacidad es un derecho, eso nadie lo niega ni aunque tengas otros datos. Pero el silencio estratégico frente a escándalos públicos no es lo mismo que tener vida privada. Y si el apellido abre puertas, también trae preguntas.
No se trata de si abrazas a tus hijos. Se trata de si tus privilegios vienen de tu esfuerzo… O del poder de tu papito, que por cierto, dejó un “cochinero” en el país y una presidenta muy despistada.


