


Tiwanaku.- Ataviado como un emperador inca, el presidente boliviano, Evo Morales, juró ayer para su tercer mandato en una ceremonia ritual andina en la ciudadela arqueológica de Tiwanaku, un día antes de asumir oficialmente.
El mandatario regó la tierra con alcohol y en una hoguera atizó ofrendas a la Pachamama (Madre Tierra) alzando las manos al sol para recibir nuevas energías del cosmos.
La ceremonia, la tercera que realiza desde que llegó al poder en 2006, fue oficiada en este poblado altiplánico ubicado 57 kilómetros al este de La Paz, en un complejo arqueológico de piedra ante cientos de invitados nacionales y extranjeros.
Morales caminó por el templo de Kalasasaya y por la pirámide de Akapana donde los antiguos tiwanacotas ofrendaban y observaban los astros, mientras los amautas rociaban sahumerios para despejar las energías negativas y atraer las positivas.
Al finalizar se encomendó a los dioses andinos, la “sagrada hoja de coca” y los nevados cercanos.
En su discurso aseguró que busca recuperar valores de sus ancestros como la armonía y el equilibrio para “combinarlos con lo mejor de la modernidad a fin de impulsar el desarrollo sin dañar a la Pachamama”.
Añadió que hacía la ceremonia para reafirmar la identidad cultural de
su pueblo, antropólogos y ambientalistas lo critican por utilizar con fines políticos la simbología de la
cultura andina.
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