

El imbatible Kami Rita Sherpa, apodado mundialmente como el Hombre del Everest, ha vuelto a escribir su nombre en la historia del montañismo. A las 4:00 a.m. (hora local), logró alcanzar por 31ª vez la cima del monte Everest (8,848.86 metros), superando una vez más su propio récord como el ser humano con más ascensos al punto más alto del planeta.
A sus 55 años, este alpinista legendario lideró una expedición del ejército indio acompañado por 27 sherpas, en una proeza que no solo suma cifras impresionantes, sino que representa un poderoso símbolo de resistencia, tradición y orgullo nacional para Nepal.
Un legado que nació en las alturas
Kami Rita nació en enero de 1970 en Thame, un pequeño poblado del distrito de Solukhumbu, corazón del Himalaya. Hijo de uno de los primeros guías sherpas que acompañaron expediciones extranjeras al Everest en los años 50, creció rodeado de cumbres y leyendas. Siguiendo los pasos de su padre, ascendió por primera vez el Everest en 1994. Desde entonces, ha regresado casi cada año, acumulando no solo 31 cimas en el Everest, sino también 40 ascensos a montañas de más de 8 mil metros, incluyendo colosos como el K2, Cho Oyu, Manaslu y Lhotse.
Más que un récord: una misión de vida
Para Kami Rita, cada escalada no es simplemente una hazaña deportiva, sino un acto de honra y compromiso con su cultura. “Lo hago por mi país y por mi pueblo”, ha dicho en reiteradas ocasiones. Su motivación radica en visibilizar el esfuerzo de los sherpas y mejorar las condiciones de vida de su comunidad.
Históricamente considerados meros porteadores, los sherpas han sido los verdaderos héroes silenciosos de las expediciones en el Himalaya. La figura de Kami Rita encarna la evolución de ese rol hacia el reconocimiento como atletas de élite, esenciales para el éxito —y la supervivencia— de muchos alpinistas internacionales.
Un récord en una temporada crítica
Este nuevo récord llega en medio de la temporada primaveral de escaladas, cuando las condiciones climáticas permiten una ventana más segura para intentar la cima. En 2024, Nepal otorgó 421 permisos a escaladores extranjeros (ligeramente menos que en 2023), con un costo individual de 11 mil dólares. Esto, sumado al personal de apoyo, guías y porteadores, implicó que cerca de 900 personas intentaran alcanzar la cima este año.
Aunque representa una fuente vital de ingresos para el país, el fenómeno del “sobreturismo” en el Everest ha generado fuertes críticas y preocupaciones medioambientales. Además, la seguridad de los trabajadores de montaña sigue siendo un tema alarmante: al menos seis personas han fallecido en esta temporada, y desde 1953 se han registrado más de 335 muertes, la mayoría entre guías y sherpas.
La cima como símbolo
Cada ascenso de Kami Rita no es solo una nueva medalla invisible en su historial, sino una poderosa declaración de identidad cultural y resistencia. En un mundo donde las cumbres muchas veces se conquistan por turismo o vanidad, él representa otra cara: la del compromiso, la raíz y la esperanza.
Mientras muchos se maravillan con su capacidad física, lo más inspirador de Kami Rita es su misión: demostrar que la grandeza no siempre viene acompañada de fama, sino de propósito. Su historia es también la de miles de sherpas que, día a día, arriesgan su vida por hacer posible que otros toquen el cielo.
Con esta 31ª cima conquistada, Kami Rita no solo agranda su leyenda. También reafirma su lugar como símbolo indiscutible de la resiliencia sherpa, y como uno de los más grandes alpinistas de todos los tiempos.
