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KAT BROWN: VIOLENCIA Y ESTADO FALLIDO

Superiberia

Alejandro Solís
Columnista

Un suceso personal acontecido el pasado jueves 7 de octubre, de 13:00 a 13:30 horas., ilustra el acontecer nacional y los vericuetos de la llamada 4ª Transformación de la Vida Pública (4ªTVp), tan dada a propagar logros sociales, en medio de miserias.
PeleasCallejerasEntreMercaderes. “Un sujeto estacionó su auto en la entrada del estacionamiento obstruyendo la salida y entrada de vehículos, por lo que Isaías le pide que se mueva o en su defecto pase y se estacione adentro, como le hacen muchos clientes del mercado, quienes, por políticas de cortesía, no pagan un centavo por menos de 15 minutos.
Hay tanta gente con escaso circulante, buscando medio kilo de cebollas a deshoras que cobrarle por estacionarse un ratito es incorrecto.
NecedadesAlPastor. Sin hacer caso, el comprador sale de la unidad encaminando sus pasos hacia el changarro de frutas y verduras situado exactamente enfrente, expresando: -“solo un momentito”. Ni como creerle, pues adivinos que no somos, a menudo pasa que se aparcan por mucho tiempo sin importarles obstruir el paso.
Polita, encargada del negocio, vuelve a solicitar al chofer que se mueva pues un auto saldrá; de mal modo se coloca en otro acceso, por el cual está saliendo otro auto. Al instante se genera un caos vehicular, pues es intensa la circulación por esta vía de acceso al mercado municipal “Revolución”.
Observando en videocámaras el caos generado por una simpleza, salgo a pedirle al intruso que se mueva; refunfuñando lo hace. Accidental roso con mis deditos su espejo lateral derecho. Es cuando en un instante el conflicto vehicular pasa al terreno agresivo de un muy violento acto, con probables consecuencias criminales.
EsquizofreniaLatente. Retornando el de la verdulería, el cliente es enterado por su chofer de las cuitas sucedidas quien sin más, dejando su bolsa del mandado con el verdulero, saca un tremendo leño de su auto. Haciéndolo tal bate amenaza a mis ayudantes, quienes solo insisten en pedirle que se vaya, para darle movilidad al tráfico embotellado. Salgo nuevamente a escena, para destrabar el conflicto. ¡Oh, horror, qué error!
Ahora se lanza contra mí el endiablado chaparrito; amenazándome con apalearme, exige al unísono el pago de 500 pesos por el supuesto daño causado a su espejo lateral. Pidiéndole que demostrara el supuesto daño, le dije varias veces que estaba siendo filmado, a la par de inviarlo a pasar dentro del negocio para destrabar el flujo vehicular y, de resultar cierto, pagarle su reclamo en presencia del dueño del negocio.
No encontraba manera de hacer entrar en razones al violento cliente, del cual desconozco sus particulares, excepto las que están grabadas en videos: su rostro, la marca de su auto, el modelo, el año y el número de placas.
TercerActo. A la par de sacarme fotos, termina por irse amenazándome con mandarme a sus amigos para cobrárselas conmigo, pues, por indiscreción de la vecina se mal enteró de que soy el dueño del estacionamiento. Igual, me puse a filmarlo con mi cámara, en especial el espejo de su auto para dejar constancia de no estar dañado.
GraveSituaciónSocial. Por consejas de amigos y autoridades me presenté inmediatamente en la Fiscalía, para dejar constancia de agresiones y amenazas. Topé con una fila, en espera de ser atendidos desde hacía horas; así estuve casi una hora, sin que se moviera la fila. Fisgoneando leí que la Fiscalía ofrece la asistencia de un mecanismo alternativo de solución de controversias en materia penal.
Con un par de teléfonos de esta unidad de atención temprana complemento a la actividad judicial, se trata de que las partes en conflicto dialoguen en presencia de un facilitador certificado, priorizando la reparación del daño reclamado. Lo cual resulta una buena opción de solución del dilema.
Tras varios intentos fallidos de comunicación telefónica, decidí suspender mi deseo de registrar el conflicto; sin dejar de pensar en posibles secuelas, sobre todo por las amenazas proferidas; toparse con la falta de atención de la autoridad en turno ha de ser frustrante, como resulta constatar que el discurso oficial no checa con la miseria galopante del mercado”.
La gente anda muy desesperada estresada por la pobreza, por la inseguridad pública y deficiente asistencia gubernamental.
No es fácil sobrevivir al filo de la navaja, con tan poco dinero como para no poder estacionar en tiempo y forma un auto, en algún lugar público o privado, el primero de los cuáles debe ser el de quien vende, obligado por ley y/o cultura, a hacerlo con seguridad y decoro.
Entiendo que la gente asista al mercado por sus viandas a negocios habilitados, que no disponen de estacionamiento propio, ni de espacios interiores para sus maniobras, por lo que abusar de la calle colocando puestos, basura, carretillas, frutas, verduras, caja de cobros y emisión de notas de remisión, sin condiciones de mercadeo digno y menos de atención, higiene y seguridad, es un hecho imposible de corregir. Aparentemente.
Al cabo de los años, la mayoría de los marchantes, ahora adultos, allí nacieron en medio del mercado informal coronados de la cultura mediocre de ganar a toda costa, impidiéndoles mirar y comprender otras formas de hacer negocios limpios y transparentes, sin abusar de la calle, de clientes, y, vecinos.
Se comprende la preocupación de los comerciantes al ver que sus productos mal transportados desde las grandes centrales de abastos, en camiones de carga habilitados, sin recursos térmicos, pasan a la calidad de basura en unas cuántas horas, reduciendo sus ansiosas ganancias.
¿DóndeEstáElPiloto? ¿Dónde están las autoridades sanitarias, de la secretaría del trabajo, del comercio, de vialidad? Igual, el escaso presupuesto hacen que el personal en oficinas se reduzca al mínimo.
A mitad del sexenio, el régimen de la 4ªT se debate en medio de poquedades, deficiencias y mentiras propias de un sistema socioeconómico que reproduce tan feos usos y costumbres, heredado de sus padres neoliberales.

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