AGENCIA
Kenia.- La Fiscalía de Kenia acusó este miércoles a Paul McKenzie y otros líderes de una secta religiosa por el asesinato de 191 niños cuyos cadáveres se encontraron enterrados el año pasado en un bosque al sur del país, tras supuestamente persuadir a 430 personas a ayunar hasta morir para reencontrarse con Jesucristo.
La acusación presentada incluye a McKenzie y otros 29 presuntos socios suyos, quienes han negado sus cargos ante el Tribunal Superior de la ciudad costera de Malindi. Además, otro acusado ha sido considerado mentalmente no apto para responder ante los cargos, según informó la emisora keniana Capital FM.
Mackenzie es el presunto responsable de la conocida como “masacre de Shakahola”, en referencia al nombre del bosque del condado costero de Kilifi, donde las autoridades hallaron la mayoría de los cerca de 430 cadáveres de sus seguidores, muchos de ellos niños, en fosas comunes y tumbas.
Los acusados fueron imputados a mediados de enero bajo cargos de terrorismo y asesinato por su papel en una masacre que es considerada como “la peor brecha de seguridad en la historia del país” por las autoridades.
Desde que se tuvo conocimiento de los hechos, las autoridades han realizado excavaciones y exhumaciones en grandes extensiones del bosque, donde hasta el momento se han encontrado los cuerpos de 430 víctimas. Sin embargo, esta cifra no es definitiva, ya que podrían hallarse más víctimas.
Este trágico suceso ha conmocionado a Kenia y ha generado un profundo debate sobre la influencia y el peligro de las sectas religiosas extremistas en la sociedad.
