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La educación contemporánea

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Los protagonistas de la educación en el siglo XXI deben reconocer los paradigmas educativos que coexisten, así como las exigencias y necesidades para adecuar y orientar el ambiente escolar y el clima del aula a través de las habilidades comunicativas, de pensamiento, lógico-matemáticas, para aprender, para enseñar, para apropiarse información, para aplicar el conocimiento a la praxis en el aula. En estos procesos se ponen en juego habilidades, competencias, actitudes y conocimientos en una interacción asociante con los cuatro aprendizajes para toda la vida: aprender a aprender, aprender a hacer, a ser y a convivir. 

 

El maestro puede optar por una solución ecléctica que consiste en seleccionar según su punto de vista y su experiencia, aquellos aspectos que potencialmente pueden darle mejores resultados dentro de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Los diferentes paradigmas no son mutuamente exclusivos, por lo que es una buena opción, pues todo maestro tiene objetivos a lograr en su clase. Lo importante es que
el profesor tenga claro lo que desea alcanzar y determine la mejor estrategia para lograrlo. 

 

Muchos de ellos son aplicables primero al profesor, como es el caso de la autoestima y la inteligencia emocional. Por ejemplo: la autoestima es una poderosa fuerza dentro de cada individuo, que le ayuda a sentirse apto para descubrir y satisfacer las necesidades de la vida; confianza en su capacidad de pensar y de afrontar los desafíos básicos de la existencia y seguridad en su derecho a ser feliz, al sentimiento de ser digno y merecedor de gozar los frutos de su esfuerzo (Branden, N., “El poder de la autoestima”, Paidós, México, 1997, 14). 

 

Dentro del proceso de educación emocional, el profesor debe tomar conciencia de los efectos de las emociones negativas incontroladas, para conocer y manejar las cualidades emocionales que parecen tener importancia para un mejor desempeño en la vida: empatía, expresión y comprensión de los sentimientos, control del carácter, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, capacidad para resolver problemas de manera interpersonal, persistencia, cordialidad, amabilidad, automotivación, respeto. (Shapiro, L.E. “La inteligencia emocional de los niños”,  Vergara Editores, México, 1997, 24-25). 

 

La aplicación de estos conocimientos por parte del docente es de vital importancia. ¿Cómo podría el profesor estimular la autoestima de sus alumnos si la suya es baja? ¿Cómo podría construir un clima en el aula para promover habilidades y cambios de actitud, que no sea a través de una intención consciente? De alguna manera, la educación emocional ayudará al docente a crear un ambiente más propicio para el proceso educativo, alimentará la autoestima, el respeto a la dignidad y la diversidad, facilitando el enfoque constructivista de su labor docente. 

 

La escuela es una institución que registra pocos cambios, a diferencia del entorno social, económico y cultural que, de la mano de las innovaciones y descubrimientos científicos y tecnológicos, está cambiando constantemente. De esta manera, la escuela se vuelve un lugar aparte, pregonera de lo estático, del dogma, fomentando los estilos rutinarios de la memoria a corto plazo, la exposición de la “cátedra” y la toma de apuntes, olvidando que la vida es movimiento, cambio, imaginación, improvisación, creatividad. 

 

En esa visión e intención de cambio, el docente debe reconocer las carencias, necesidades y dudas que tiene respecto a sus competencias profesionales para actualizar su viejo repertorio didáctico o para aplicar lo que hace poco aprendió en un curso o algún libro sobre educación. Sólo así estará en condiciones de ofrecer a sus alumnos las herramientas adecuadas y suficientes para aprender a aprender en un mundo cambiante. Sólo así evitará caer en la rutina que aniquila la creatividad. 

 

Ningún profesionista –y menos el maestro– puede considerarse un producto acabado, consumado, completo. La lectura, la práctica y la innovación, la identidad y una mente siempre abierta, son sus principales armas para estar al día, en un ambiente donde siempre habrá algo que modificar, mejorar o cambiar; alguna idea que reflexionar o poner a prueba; alguna interpretación que revisar, alguna técnica que ejercitar, una intención que pulir o definir… 

gilnieto2012@gmail.com

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