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La esperanza de los migrantes

Superiberia

Orizaba.- Las necesidades que vivía diariamente en Honduras, su País de origen, obligaron a Rodrigo a salir del mismo junto a sus dos pequeños hijos, a unos meses de que su esposa falleciera a causa de una enfermedad.

Él salió desde hace más de 18 días con rumbo a Estados Unidos con el fin de conseguir un trabajo que le brinde mayores oportunidades de desarrollo y un mejor bienestar, hecho que le ha costado largas horas sin dormir.

Por varios años Rodrigo trabajó de chofer en diversas empresas; sin embargo, el dinero que ganaba le era insuficiente para poder mantener a su familia y en los últimos meses de costearle los medicamentos a su esposa.

Ante la situación decidió buscar los lugares donde se frecuentan los amigos que desean salir de Honduras, y fue así como después de la muerte de Martina, decidió emprender la salida con Antonio y Carlos de 5 y 7 años.

La travesía ha sido desgastante para los niños y para él debido a las fuertes temperaturas que se han registrado en diversos puntos del País, sobre todo en la zona Centro del Estado de Veracruz.

Otra problemática es la falta de dinero, pues lo poco que traía le fue quitado, a él y a sus compañeros, por elementos de la Policía Municipal durante una revisión a su paso por diversos municipios del Estado.

Hoy en día Rodrigo espera que sus condiciones de vida cambien de manera favorable para bien de sus hijos, es por ello que desea cruzar la frontera al vecino País del Norte y trabajar fuertemente.

LA META DE JUAN

A punto de vivir una vida llena de felicidad es como se encuentra Juan Tapia, de 38 años de edad, originario de Guatemala, quien salió de su País, no para cruzar hacia Estados Unidos, sino para llegar a México y establecerse en San Luis Potosí en donde actualmente radica con su esposa, quien arribó desde hace tres años.

Él se había quedado en su tierra debido a que sus padres se encontraban muy enfermos por su avanzada edad, ya no podían salir de su País que es lo que también deseaban, algo que no pudieron lograr, por ello decidió emprender su camino a México.

Las necesidades lo alcanzaron, y hoy, lucha por cumplir su objetivo de ver nuevamente a sus hijos y a su esposa, sobre todo llenarlos de una mejor calidad de vida, pues su esposa e hijos se quedan en la casa que le presta un familiar y ella trabaja de afanadora en un centro comercial.

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