


Agencias
México.- Hace casi un siglo, México enfrentó una invasión masiva de langostas provenientes de Centroamérica. Desde 1924 y con especial fuerza en 1925, enormes enjambres arrasaron los cultivos del sur y sureste, destruyendo maíz, frijol y la sustancia de miles de campesinos.
La crisis llevó al gobierno de Álvaro Obregón a crear la Ley de Plagas, el primer marco legal para combatir este tipo de emergencias, con campañas oficiales a cargo de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
Chiapas, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Yucatán, Campeche y Tabasco fueron los estados más afectados. Brigadas, pobladores y campesinos usaron palas, químicos y hasta fuego para intentar detener el avance de la plaga. En Veracruz, en una sola semana, se destruyeron más de 4 toneladas de langosta.
A pesar de los esfuerzos, la plaga duró casi dos años, alcanzando incluso el Bajío. Algunos estados lograron erradicarla casi por completo, pero enormes nubes de insectos siguieron llegando a Yucatán sin que pudieran ser controladas.
La combinación de falta de presupuesto y las secuelas del conflicto revolucionario impidieron que los gobiernos de Obregón y Plutarco Elías Calles exterminaran la langosta por completo. Con el tiempo, esta crisis histórica quedó olvidada, aunque sus lecciones sobre prevención y respuesta siguen siendo actuales.

