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La pirotecnia también provoca ansiedad y malestar en personas con autismo

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De la redacción
El Buen Tono

Lo que para muchos es motivo de celebración, para Sebastián Uvalle, de 23 años, es fuente de dolor y agobio. Cada estallido de un cohete provoca en él un malestar intenso, que lo obliga a taparse los oídos y buscar un espacio seguro. Diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA) desde niño, Sebastián describe que ruidos fuertes, como los de los fuegos pirotécnicos, aceleran su corazón y generan ansiedad.

La Organización Mundial de la Salud estima que uno de cada 160 niños en el mundo tiene autismo, y en México esta cifra se eleva a uno de cada 115 niños, casi el 1% de la población infantil. Uno de los síntomas más comunes en personas con TEA es la hiperacusia, una sensibilidad auditiva elevada que hace que sonidos cotidianos puedan percibirse como insoportables.

Además del ruido, la pirotecnia involucra luces intensas y humo que aumentan la sobrecarga sensorial. Esta combinación puede generar miedo, irritabilidad, crisis sensoriales y necesidad de aislarse, efectos que no siempre se limitan al momento de la celebración y pueden prolongarse durante días.

Organizaciones como Fundación Conecta recomiendan alternativas para que las festividades sean más seguras para las personas con TEA: pirotecnia silenciosa, espectáculos de luces sin detonaciones, reducción del uso de cohetes en zonas habitacionales y el uso de cascos amortiguadores de ruido.

El autismo, una condición de vida cuya causa exacta se desconoce, afecta la interacción social, la comunicación y la integración sensorial, lo que hace que celebraciones ruidosas puedan convertirse en experiencias difíciles y angustiosas para quienes viven con este trastorno.

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