in

La violencia no es el camino

Superiberia

El 1 de diciembre con el cambio del Poder Ejecutivo se desató la violencia en las inmediaciones de San Lázaro y las calles del Centro de nuestra ciudad. Las agresiones y enfrentamientos con los cuerpos de seguridad quedaron ubicados en un perímetro definido, el saldo al respecto fue de más de un centenar de detenidos, varios heridos uno de ellos perdió un ojo, daños a propiedad de terceros y un malestar de la población por estos hechos.

Los mexicanos optamos por la vía de las instituciones democráticas para la definición de los cambios en el país, esta ciudad ha sido por 15 años el bastión más importante de la izquierda, que ha logrado ofrecer a la población la red de programas sociales más amplia de América Latina y la generación de derechos de avanzada a nivel nacional. 

En el Distrito Federal todas y todos tenemos derecho a expresarnos, a movilizarnos, existen los canales para hacer patente nuestro descontento, la libertad de manifestación está garantizada, sin embargo no se puede aceptar que la violencia llegue a los niveles que presenciamos el sábado. 

En la historia de nuestro país son varios los momentos en que grupos y organizaciones consideraron que la violencia podía ser el camino para sacudir las estructuras políticas, económicas y sociales, pero no encontraron el eco de la población; si bien la inconformidad no se diluyó algunos la canalizaron a partir de otras formas de movilización. 

Algunos grupos opositores al gobierno encontraron en la representación política una forma de expresión, el mosaico ideológico, político, social y económico que integra a la sociedad mexicana se ha visto sintetizada en los espacios de representación popular. 

El voto es el mejor mecanismo que tiene la población para decir si está a favor o en contra, inciden muchos factores para tratar de determinar el sentido del mismo, hay un abanico de estrategias que se utilizan desde el poder o los partidos para obtenerlo. Sin embargo, al final el ciudadano está solo frente a la boleta para elegir, ese es el momento más importante. 

Podemos denunciar muchos actos al margen de la legalidad en los procesos de elección, pero también debemos revalorar el peso del poder de la gente en el momento de elegir, de cruzar la boleta electoral, de que son los votos los que permitieron la alternancia en nuestra ciudad y también en el país. 

En nuestra ciudad la alternancia se dio, se contó con el voto de la gente para ser mayoría, desde 1997 hasta el 2012 a favor de que el proyecto de izquierda sigue siendo mayoría; por ello es cuestionable la violencia desatada, además surgen las dudas de un movimiento verdadero y una inconformidad genuina cuando se habla de pagos a los rijosos. 

Hemos tenido una saturación de información de lo que ocurrió el sábado primero, pero los grupos que convocaron a movilizaciones es día de inmediato se deslindaron de los actos violentos, pero muchos jóvenes quedaron envueltos en medio de ellos y ni siquiera tienen certeza a que intereses estaban finalmente apoyando. 

Al final siempre la pregunta es a ¿quién le convenía la violencia, quiénes quedan bajo el cuestionamiento público por estos hechos, qué ganó la gente con esto, quién pierde más y quién gana más con estos enfrentamientos? 

Lo único que queda claro es que la población ni en el DF ni en el resto del país ve la violencia como una opción, la gente el día 1 se quedó en sus casas, no salió a las calles a sumarse a las protestas, no se alcanzó la sacudida social, porque nadie quiere que la violencia sea el camino.

 

alejandra.barralesm@gmail.com 

CANAL OFICIAL

“Fuerzas armadas seguirán en la calle”

Detenciones arbitrarias, la verdadera provocación