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Las Choapas.- La crisis sanitaria por el gusano barrenador del ganado continúa agravándose en México, mientras las autoridades federales mantienen una postura pasiva frente a la propagación de este parásito que ya afecta no solo a animales de producción, sino también a mascotas e incluso representa un riesgo potencial para los seres humanos.
A pesar de que el brote ha ocasionado pérdidas millonarias al sector ganadero y ha detenido las exportaciones de animales hacia Estados Unidos, las fronteras del país permanecen abiertas, sin que existan medidas estrictas de control o protocolos de contención efectivos que frenen el avance del gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax).
Productores y especialistas del sector agropecuario han cuestionado la falta de acciones contundentes por parte de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), al considerar que el riesgo sanitario está siendo subestimado. La ausencia de un cierre temporal de fronteras, aseguran, podría permitir que el parásito continúe expandiéndose a nivel nacional e incluso más allá del territorio mexicano.
El más reciente caso confirmado ocurrió el 29 de octubre en el municipio de Las Choapas, Veracruz, donde un perro callejero fue diagnosticado con infección por gusano barrenador. La vecina que lo rescató notó una herida infestada de larvas y, tras llevarlo a una clínica veterinaria, se confirmó la presencia del parásito. El caso fue reportado a Senasica, que deberá enviar personal para realizar estudios en la zona y descartar una posible dispersión.
No obstante, este no es el primer incidente registrado en la región. En Villa Allende, Coatzacoalcos, un pastor alemán fue diagnosticado con el mismo padecimiento luego de que se le extrajeran más de 70 larvas de una herida en su pata.
A pesar de estos hallazgos, las autoridades federales no han implementado un cerco sanitario ni han ordenado restricciones fronterizas que permitan contener el brote, lo que ha generado indignación entre ganaderos y veterinarios que advierten que el problema podría escalar a una emergencia nacional.
La falta de transparencia en la información oficial, sumada al aparente desinterés por aplicar medidas preventivas, deja en evidencia una preocupante omisión gubernamental frente a un parásito que, además de causar graves daños económicos, amenaza la salud pública y la seguridad alimentaria del país.
 
 
 
 
					 
				

