Ciudad de México.- El primer round terminó con un empate técnico sin mucho por celebrar ni tampoco para lamentar. Nada para nadie y una serie equilibrada en cada punto sin goles en el electrónico. Cruz Azul, acostumbrado a ese drama en las fases finales, no aprovechó de inicio su localía y ahora deberá buscar la hombrada en Toluca. No será la primera vez que lo intente ante unis Diablos expertos en estos juegos.
La tensión existente en una serie final es un común denominador en México, Argentina o España. Está claro que nadie quiere perder, que no se conceden espacios, los errores son mínimos y los riesgos que se corren son los menos posibles. Dicho ello, en el Azul no ocurrió lo contrario ni algo diferente en una noche más recordada por otra lluvia de esas típicas que ocurren en el feudo celeste, que por un encuentro entre titanes.
No es que tanto La Máquina como los Diablos no quisieran atacar ni apostaran por un juego ofensivo, sino que se anularon cuando lo intentaban. Si uno tenía el balón y se tiraba hacia al frente, el otro cerraba espacios, se esparcía sobre su cancha y evitaba a final de cuentas las llegadas con un peligro latente.
La batalla no dio para mucho más. Ninguno arriesgó de más a sabiendas que en una semana, ahora sí en un duelo definitivo, saldrá el nuevo campeón de la zona. Nada para nadie y una serie más que abierta, al menos más que esta primera edición.
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