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Lo que viene tras Odile

Superiberia

 

La devastación que dejó en Baja California Sur no encontró, por fortuna, vía para hacer de este episodio uno tan trágico como otros. Al menos en lo que a pérdidas humanas se refiere, como  recordamos hace apenas un año en Guerrero y a causa de Manuel, donde en aquel estado se perdieron más de cien vidas. Y desde luego aunque sea una sola se lamenta, pero bajo condiciones como las que nos traen los fenómenos naturales, es que la devastación se mide distinto en cada caso y a causa del número de víctimas. Porque es a partir de ahí la efectividad de la respuesta de las autoridades.

A pesar de las imágenes, todas fuertes, todas que muestran la fuerza de la naturaleza, el saldo que dejó Odile nos dice que los protocolos se activaron bien, que se accionaron de inmediato. Lo que impidió que la tragedia pudiera ser de mayor proporción. E incluso con respecto a los saqueos, de los que informamos a través de los noticiarios y redes sociales, las autoridades se apegaron a una coyuntura que exigía una toma de decisiones que garantizara un control de la rapiña que pudiera traer como consecuencia no sólo la violencia, sino incluso la posible pérdida de más vidas humanas.

Desde que se anunció que Odile tocaría tierra, horas antes de que esto sucediera, se cortó el suministro de energía eléctrica. Una orden de la Comisión Federal de Electricidad evitó los que habrían sido tantos accidentes (o muertes) por electrocución en tantas y tantas casas y comercios inundados, o en cortos circuitos que terminan en incendios. Sin duda, la capacidad de respuesta de la CFE, de la Secretaría de Turismo y de la Comisión Nacional del Agua fue notable. Sus titulares, Enrique Ochoa, Claudia Ruiz Massieu y David Korenfeld, respectivamente, volaron inmediatamente a Los Cabos y desde ahí supervisaron las labores que dan garantía a los habitantes de ese estado, de que el paso de Odile no dejaría un saldo rojo. Y, por supuesto, de la mano del resto de las dependencias que también reaccionaron debidamente desde el principio: Luis Videgaray anunciando la disposición de fondos para atender la emergencia, así como los beneficios fiscales para la pronta reactivación de la economía local. También los apoyos para la reconstrucción de infraestructura dañada en el estado a través de la SCT, encabezada por Gerardo Ruiz; los programas de empleo temporal de Sedesol de Rosario Robles; de otorgamiento de Pymes de la Secretaría de Economía, de Ildefonso Guajardo; el abasto de medicinas de Mercedes Juan, y la atención médica necesaria garantizada por el IMSS, de José Antonio González. Pocas veces se había cumplido con tal eficiencia la atención de una emergencia de esta índole: antes y durante la tragedia.

Y aunque siempre estos fenómenos serán tan impredecibles como las rutas que toman, que lo mismo hoy son fuertes huracanes y en horas pasan a tormentas tropicales de menor alcance, lo cierto es que Odile también dejó no sólo la lección de solidaridad que en cada desastre natural nos caracteriza a los mexicanos, sino también que los protocolos de acción para estos casos se han perfeccionado, porque de lo contrario no sería posible, en palabras de Ruiz Massieu en la Segunda Emisión de CadenaTres, que Los Cabos se encuentre en óptimas condiciones para recibir a los miles de turistas que año con año pasan las fiestas decembrinas. Pero tal como ella misma me lo dijo, se tienen condiciones para que la infraestructura se recupere en un tiempo récord…

Addendum. A partir de mañana y hasta el 15 de enero del próximo año, por primera vez en nuestro país, la obra de Yayoi Kusama podrá ser vista en vivo y a todo color. El Museo Tamayo, que es ya un referente importantísimo como plataforma para la exposición de arte contemporáneo, recibirá más de 100 obras que, bajo el nombre Obsesión Infinita, mostrarán el trabajo, la inspiración y las grandes obras de la artista japonesa. No dude en asistir, esta es una de esas exposiciones que se vuelven además de históricas, fascinantes…

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