in

LOS “HECHOS AISLADOS”

Superiberia

Por: Andrés Timoteo / columnista

LOS “HECHOS AISLADOS”

Si el lunes fueron piedras y gas lacrimógeno, ayer los elementos de la Guardia Nacional la emprendieron a golpes de toletes, escudos e incluso a mano limpia contra migrantes centroamericanos que lograron pasar la frontera Sur. Sucedió a ocho kilómetros de Ciudad Hidalgo, en los límites con Guatemala, sobre la carretera que va a Tapachula donde una caravana de mil personas fue interceptada y repelida por la Policía militar del lopezobradorismo.

 A los gendarmes no les importó que madres con hijos en brazos se arrodillaran ante ellos y suplicaran no detenerlas. Tampoco que los campesinos trataran de explicarles que si regresaban a su País -hablaban de Honduras, principalmente- serían asesinados por la ‘ola’ de criminalidad y violencia que azota a su lugar de origen. La caravana fue disuelta a golpe de matraca y la mayoría de los migrantes fueron subidos a autobuses del Instituto Nacional de Migración (INM) para llevarlos a garitas -que en realidad son cárceles provisionales-para después ser deportados.

 Los que lograron zafarse huyeron al monte, pero fueron los pocos. Así se dio otro espectáculo internacional vergonzante, se demostró que hay “muro” suficiente para agradar al presidente norteamericano Donald Trump. La política exterior mexicana del respeto a la libertad de tránsito, a los derechos humanos y procurante de la solidaridad con los pueblos hermanos se volvió polvo y gas. Vergüenza total.

 Y lo que son las volteretas del destino. La Guardia Nacional tan cara que salió y el costo político que tuvo -porque se le dio mucho poder a la milicia-, pero no se está utilizando para combatir el crimen organizado como se prometió sino para matraquear a los indefensos migrantes. Ellos no llevan armas ni tienen entrenamiento de combate por eso se ceban en su contra. Ah, pero los guardistas no han detenido un sólo capo importante en los siete meses que tiene activa.

 Al único jefe del narcotráfico al que ayudaron a aprehender, Ovidio Guzmán, hijo del capo del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, lo dejaron libre por orden presidencial. Esa Guardia Nacional es una vergüenza también. En todos los lugares donde ha sido desplegada, entre ellos Veracruz, no ha hecho nada para desarticular a la delincuencia organizada y la violencia sigue imparable. Entonces, mejor debería llamarse Guardia Migratoria, ¿no creen? 

La otra voltereta cargada de ironía es que sobre lo sucedido del lunes pasado cuando los migrantes fueron rociados con gas lacrimógeno, el presidente Andrés Manuel López Obrador le restó importancia y lo calificó como “un hecho aislado”. Vaya, igual que el panista Felipe Calderón decía que los muertos en su ‘guerra contra el narco’ eran “daños colaterales”. Hay tanta similitud en personajes que se decían tan desiguales.

 López Obrador agregó que “ese hecho aislado -lo de gasearlos- no vamos a aplicar siempre” y ayer lo volvieron a hacer. Él colmo es que acusó a los propios migrantes de ser agresores de la Guardia Nacional, sólo por defenderse de la arremetida. “Se resistieron mucho”, se quejó. Aún con las evidencias de violencia policial, el tabasqueño machacó que los golpes, toletazos, el gas lacrimógeno y demás son “para proteger a los migrantes porque nosotros queremos paz”. Imagínense.

 Claro, desde el Norte, Donald Trump se solaza con lo que hace “Juan Trump”, el apodo que él mismo le puso a López Obrador, porque es una versión mexicana de sí mismo, de su forma de ver y tratar a los que vienen del Sur-. Vergüenza internacional, ya se dijo.

CALLAR A PORFIRIO

 El bochornoso caso de los ataques contra los migrantes centroamericanos llegó al Poder Legislativo donde se dio otra indignidad. La mayoría de los diputados y senadores del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la Comisión Permanente censuró a uno de los suyos, el decano y que durante los primeros seis meses de la presente legislatura fue presidente de San Lázaro, Porfirio Muñoz Ledo, quien quería exponer los excesos de la Guardia Nacional en la frontera Sur.

 Lo intentó hacer durante la comparecencia de Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pero fue callado por sus mismos correligionarios para evitar que las pruebas de la incongruencia lopezobradorista se expusieran en el recinto parlamentario. A Porfirio lo callaron de la peor manera y fueron sus propios camaradas de partido, algo indicador.

Muñoz Ledo no es un dechado de virtudes, pero hay que reconocerle que a su edad y circunstancias físicas-es octogenario y tiene achaques-, y a su posición privilegiada por ser el veterano de la izquierda hoy en el poder, no ha dejado de ser un político congruente, directo y, sobre todo, abierto y defensor de temas progresistas, entre ellos, la defensa de los derechos de las personas extranjeras que caminan sobre el suelo nacional en busca de su sobrevivencia.

 Por lo sucedido el miércoles en la Comisión Permanente, Porfirio Muñoz Ledo soltó varias verdades: que el Gobierno de México y los legisladores afines están arrodillados ante Estados Unidos y que Morena está actuando peor que el PRI en sus momentos de mayor poderío. “Votan mecánicamente, tienen miedo a la verdad, clausuran el pensamiento, violan los derechos humanos para congraciarse con Estados Unidos y no sabemos cuál es el pago a ese favor, que ni el PRI en su momento se atrevió a hacer”.

 Los diputados y senadores de Morena, agregó, no tienen alturas de mira ni de Estado, “se comportan como criados y criadas”, y “no piensan como estadistas sino como (militantes) partidistas, viven en el pánico y me dan mucha pena”. Vaya, a Muñoz Ledo se le cayó la ilusión, pero como muchos analistas expusieron: ¿a poco don Porfirio no se había dado cuenta de que Morena es el PRI renovado y más agresivo?

 Por cierto, hablando de Morena, la guerra interna sube de nivel y el Consejo Nacional que preside Bertha Luján, citó a un congreso nacional extraordinario para el domingo, en el que seguramente destituirán a la actual presidenta Yeidckol Polevnsky, quien hace todo lo posible por impedir dicha asamblea y mantenerse al frente del partido. Ya se verá si en esa guerra caníbal logran tumbarla.

LA SOSPECHA CESARIANA

 La historia es la gran educadora, sobre todo, en política. Hace 2 mil 100 años, el emperador romano Julio César repudió a su tercera esposa, Pompeya, a la que señalaban de haberle sido infiel con un joven patricio. No se pudo comprobar el adulterio, pero tampoco que no hubiese ocurrido. Entonces, César tomó una decisión que se convertiría en cátedra para la posteridad: se divorció y acuñó la frase que resuena hasta estos días: “la esposa de César no sólo debe ser honesta sino además parecerlo”.

 Para la filósofa alemana Hannah Arendt al ciudadano común le está permitido parecer una cosa y ser otra, pero no así al que se dedica al servicio público. El ser y el parecer son una cosa obligatoria e inseparable para los políticos, pues. Y si un político está cercado por la duda pública o el escándalo y no “repudia a su Pompeya” cargará para el estigma de haberla tolerado y su palabra siempre estará bajo tela de juicio.

 Aplicando esa lección de la historia habrá que preguntar a los veracruzanos, especialmente a aquellos que han sido víctimas del grupo criminal Los Zetas o que perdieron familiares asesinados o desaparecidos por dicho cártel, si se sienten seguros, protegidos y representados por Verónica Hernández Giadáns, la encargada de la Fiscalía General del Estado, aún cuando es prima de una cabecilla de ese grupo delincuencial. Ella misma lo admitió en su comparecencia del martes ante diputados locales.

 No hay que olvidar que en el concepto jurídico quien ostenta ese cargo es, por ende, el abogado de los ciudadanos, encargado de indagar para procurar justicia, que no impartir sino representar a los agraviados, allegándole información a los jueces para que sean estos los que dispongan de sanciones. ¿Una víctima de Los Zetas tendrá la confianza de que su abogada sea Hernández Giadáns, familiar de un capo que la agravió?

 La sospecha cesariana cayó sobre la encargada de la Fiscalía estatal -algunos ya le llaman la Fis-Z-cala, así con zeta- y los argumentos peregrinos como “el soy inocente de lo que otros hagan”, no le alcanzan para limpiar la honra. Los expertos en filosofía política los definen como excusas ‘ad misericordiam’, es decir, el político exhibido en el escándalo y la sospecha busca ganarse la piedad pública mostrándose como víctima indefensa del destino, las circunstancias y de otros que sí son perversos. 

Las frases: “a la familia no se elige”, “yo soy responsable de lo que haga y mis palabras” y “hace treinta años que no tengo contacto con esa persona (la prima delincuente)” no son otra cosa que argumentos ‘ad misericordiam’. Pero el asunto más de legalidad y responsabilidad jurídica es de decoro político.

 Si la sostienen en el cargo, esta Administración pasará a la historia de Veracruz y de México como la que tuvo a un fiscal ligado familiarmente con miembros del crimen organizado.  Por eso fue noticia nacional e internacional porque cesarianamente es inaceptable que Hernández haya recibido el cargo teniendo tales familiares y por eso la señora es insostenible en el mismo.

 Y no son los únicos embarrados, también están los diputados locales que la votaron y le tomaron protesta, y los del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) que, según Hernández Giadáns, tuvieron la confesión del parentesco y aún así la validaron. El escándalo subirá de escalafón hasta convertirse en un explosivo para el gobierno de López Obrador. Por eso, si se atiende la lógica en política, la fiscala veracruzana tiene los días contados. 

CANAL OFICIAL

Urge seguridad y quitar caseta: CCE

VIDEO: Resumen de la Mañanera de AMLO del 24 de enero del 2020