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Los muertos también ‘hablan’

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Cuitláhuac.- Una de las historias de terror que ha causado asombro de propios y extraños, ocurrió en la carretera federal 145 Córdoba-Veracruz, en el tramo Yanga-Cuitláhuac, la cual a través de los años sigue siendo un misterio para los lugareños.

Eran aproximadamente las 02:30 horas del 11 de mayo del año 2008, cuando empezaron a sonar sirenas. Eran ambulancias con paramédicos, patrullas de policías, grupos de emergencias locales y los Bomberos de Córdoba.

El origen de la movilización fue un accidente automovilístico, que se había suscitado en el kilómetro 25+500 de la mencionada carretera, a la altura de la gasolinera ubicada en el tramo del libramiento a Cuitláhuac, cerca del entronque con el tramo hacia La Tinaja.

Era el choque entre dos camionetas, que tras incendiarse había causado la muerte de seis personas, cinco de ellas calcinadas, y otro que terminó partido en dos a media carretera, cuenta el comandante de los Bomberos, Antonio Cambambia Jácome.

“Cuando llegamos, otro bombero y yo vimos que un niño estaba manoteando en medio de los cuerpos, que se estaban quemando, por lo que cubrimos con agua al compañero y trató de rescatar al niño, pero cuando se metió al vehículo no encontró a ningún niño”, recuerda el jefe de los tragahumo.

Nadie sabía nada, las horas transcurrieron, cuenta, y ya cerca de las 05:00 de la madrugada, se presentó al lugar un señor, vestido de campesino, quien habló con los rescatistas, policías y algunos reporteros, para decirles que los difuntos eran sus sobrinos y que vivían en la localidad El Cuajilote. Los reporteros no perdieron oportunidad de interrogar al testigo y fotografiarlo.

Las autoridades platicaron con el hombre, de quien recuerdan muy bien las facciones y su rostro, ya que incluso dio todos los detalles y nombres de los fallecidos, algunos de ellos vecinos de Puebla, que habían llegado de visita a la zona.

Una vez que el hombre se retiró y los uniformados se olvidaron de él, personal de la Policía se trasladó al poblado El Cuajilote, para dar aviso de la desgracia a los familiares de las víctimas.

Una mujer fue la que recibió a los oficiales, quienes le explicaron lo que había pasado, y ella incrédula les preguntó cómo es que tenían la información de sus familiares, y sobre todo quién les había dicho que ahí vivían, pero uno de los policías se asomó hacia la sala y dijo que el señor que estaba en esa fotografía era la persona que les había dado los nombres de los accidentados. La mujer les respondió que eso era imposible, porque su tío tenía más de ocho meses de haber fallecido, y los policías sintieron escalofrío. Luego, se retiraron sin hacer mayor caso de lo sucedido.

Sin embargo, cuál sería la sorpresa de todos los que intervinieron en el rescate de las víctimas y de quienes alcanzaron a dialogar con el hombre, cuando descubrieron que éste no había salido en las fotografías que le tomaron los reporteros de algunos medios de comunicación, que documentaron el hecho del fatal percance.

 “Ahí no sabemos si espanten, pero donde si ocurre esto es en el puente del río Seco, cerca del Maguey, donde cuentan que en la madrugada, han visto a una mujer que camina a orilla de la carretera y cuando los choferes se dan cuenta ya la llevan arriba”, aseguró Cambambia.

“La pregunta que nos hacemos es ¿vienen los muertos?, y contestamos que sí, pero vienen si Dios se los permite”, argumenta el Comandante de los Bomberos, quien constantemente recuerda las historias de terror. 

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