


AGENCIA
Veracruz.- En el sur de Veracruz, una de las regiones más golpeadas por la violencia y el abandono institucional, una célula criminal poco conocida logró consolidar durante años un vasto imperio delictivo bajo la sombra del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Se hacían llamar “Los Piña”, y su poderío se extendía gracias al secuestro, la extorsión, el asesinato y el control férreo del transporte público.
Su líder, Norberto “N”, alias Beto Piña, fue detenido el 19 de junio de 2022 en un operativo encabezado por la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Su captura permitió revelar la estructura de una organización criminal altamente organizada, con recursos suficientes para construir un rancho fortificado y dotado de lujos impensables para la región.
El rancho Monte Rico: Guarida criminal con zoológico privado
A cinco kilómetros de Tesechoacán, el rancho Monte Rico operaba como centro de operaciones de la célula. Durante el cateo realizado tras la captura de su líder, las autoridades encontraron lo que describieron como una “fortaleza del crimen”: bodegas, viviendas, gimnasios, talleres mecánicos, vehículos blindados… y un zoológico particular.
Entre los hallazgos más inusuales figuraron dos leones, un cocodrilo, cerdos de Vietnam y diversas especies exóticas, además de armas largas, motocicletas, camionetas y droga lista para su distribución. Todo ello protegido por un grupo de sicarios armados, encargados de vigilar el predio.
Control territorial y del transporte
Aunque la captura de Beto Piña representó un golpe a la célula, no significó su desaparición. En agosto de 2022, la policía capturó a Ana Lilia “N”, alias La Contadora o La Jefa, presunta encargada operativa del grupo, junto a su principal sicario, Fernando Alfonso “N”, alias Pacheco. Ambos fueron detenidos en la zona limítrofe entre Veracruz y Oaxaca, territorio clave para el robo y tráfico de hidrocarburos, así como la extorsión a transportistas.
De acuerdo con las autoridades, Los Piña financiaban parte de sus operaciones mediante el cobro de “cuotas” a taxistas, quienes también eran obligados a servir como informantes y transportistas de droga.
Taxistas, rehenes del crimen
El periodista especializado en crimen organizado, Óscar Balderas, advierte que el grupo replicó métodos de control similares a los del Cártel del Golfo en 2008, usando a los taxistas como piezas clave de su red criminal. “En el norte de Veracruz, los trabajadores del volante están atrapados entre el Cártel del Golfo y el CJNG. Pagan a ambos o no pueden operar”, dijo Balderas en entrevista con MVS Noticias.
Los efectos de este control se reflejaron en julio pasado, cuando circuló un video donde encapuchados amenazaban a la profesora Irma Hernández Cruz, del municipio de Álamo Temapache. Días después, fue encontrada sin vida. Un taxista también fue asesinado a tiros en la carretera Tuxpan-Cazones, en un episodio que las autoridades relacionan con las disputas criminales.
¿Una célula desarticulada?
Aunque el gobierno estatal asegura que Los Piña han sido desmantelados tras la caída de sus principales líderes, en los hechos la violencia no ha cesado. Las extorsiones, los asesinatos y el dominio sobre el transporte público en la región norte de Veracruz continúan, lo que sugiere que la estructura criminal pudo adaptarse, cambiar de nombre o integrarse a otro grupo mayor.
La historia de Los Piña demuestra que incluso sin el protagonismo mediático de los grandes cárteles, una célula local puede construir un poder letal, financiado por el miedo, blindado con armas… y adornado con leones.


