Agencias
CDMX.- En los estudios Churubusco, bajo la mirada expectante del país, el Instituto Nacional Electoral (INE) albergó el segundo Debate Presidencial. Sin embargo, lo que se esperaba como un espacio para discutir propuestas concretas, se convirtió en un escenario dominado por acusaciones y pocos planes para el futuro de México.
Las protagonistas principales fueron Claudia Sheinbaum, representante de la coalición Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México. Desde el inicio, el enfrentamiento verbal entre ambas candidatas eclipsó la atención, con Gálvez enfatizando un mensaje de unidad y progreso, mientras que Sheinbaum optaba por señalar los supuestos errores del pasado de su contrincante.
El tema central del debate, “La ruta hacia el desarrollo de México”, se dividió en seis puntos fundamentales, abarcando desde el crecimiento económico hasta el desarrollo sustentable. A pesar de la diversidad de temas, el enfoque se desvió constantemente hacia las confrontaciones personales y las acusaciones mutuas.
Sheinbaum aprovechó la oportunidad para acusar a Gálvez de no abogar por los pueblos indígenas durante la represión en San Salvador Atenco en 2006, mientras que Gálvez se defendió proponiendo medidas económicas populares, y llamando a Sheinbaum la “candidata de las mentiras” en reiteradas ocasiones.
Por su parte, Jorge Álvarez Máynez, representante de Movimiento Ciudadano, intentó desviar la atención de las disputas entre las candidatas principales, agradeciendo el apoyo de los jóvenes y niños en las redes sociales. Sin embargo, sus críticas hacia el gobierno actual por el aumento del precio de la gasolina desencadenaron un nuevo round de señalamientos y disputas.
Cabe mencionar que a pesar de los esfuerzos de los moderadores por tratar de mantener el orden y enfocar la discusión en propuestas concretas, el segundo debate presidencial concluyó dejando más dudas que respuestas entre los espectadores.
