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MAYORÍAS Y RIESGOS

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo  / columnista

La democracia electoral fue posible y ahora, en cinco meses, habrá una redistribución de las representaciones populares en todo el País, cuando se haga efectivo el relevo del Congreso de la Unión, del Poder Ejecutivo y las gubernaturas renovadas. El fenómeno llamado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), creado apenas hace cuatro años, arrasó en los comicios y tendría mayoría en el Congreso de la Unión y también en el Congreso de Veracruz.

De acuerdo con los números previos –un 92 por ciento de las actas electorales, pues el conteo formal iniciará este miércoles-, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador ganó en 31 de los 32 estados del País, además de la Ciudad de México, y tiene poco más de 24 millones de votos en su haber, o sea que rompió y por mucho la barrera de los 20 millones de sufragios que el mexiquense Enrique Peña Nieto obtuvo en el 2012.

La alianza Morena-PT-PES se haría de la mayoría simple en el Congreso de la Unión, pues tendría 312 curules en la Cámara de Diputados, y contemplando los 94 escaños que se le asignarían por la vía plurinominal, ya que ganó 218 de las 300 diputaciones de mayoría relativa, es decir, de las que se votaron en las urnas.

Con esa composición, al próximo Presidente le faltarían 22 votos en dicho recinto para tener mayoría calificada, que es de 334 sufragios, o sea las dos terceras partes de los 500 legisladores que son en total -300 de mayoría relativa y 200 plurinominales- y hay que recordar que sólo con mayoría calificada pueden aprobarse modificaciones constitucionales y decretos de suma importancia para el País.

En el Senado, la coalición “Juntos Haremos Historia” tendrá también mayoría simple con 70 curules de las 128 disponibles, y le faltarían 15 votos para obtener la mayoría calificada. Aún así, los partidos que respaldaron a López Obrador dominarán los poderes Ejecutivo y Legislativo, y en este último no se espera que sea muy difícil lograr las mayorías absolutas -eso sí, los votos se encarecerán o los pactos proliferarán-.

Lo anterior es bueno y malo para el País. Es bueno porque no será un embrollo sacar adelante votaciones medulares para concretar el proyecto de Gobierno y podría olvidarse, al menos durante la primera mitad de su mandato -que es el período de la próxima Legislatura en San Lázaro, de diputados federales- de la parálisis legislativa que ató de manos a Vicente Fox en su sexenio.

Es malo porque muchos de los que llegaron a las curules de las Cámaras Alta y Baja, no son reales seguidores del proyecto de López Obrador, sino advenedizos que cambian al ritmo de los vientos y de los billetes. También una mayoría legislativa no sirve para el contrapeso del poder y para bloquear los atisbos de autoritarismo. Recuerden el caso de Veracruz durante el Gobierno de Javier Duarte cuando todas las locuras y corruptelas se las aprobaron los legisladores del tricolor y afines a éste que tenían la mayoría en la legislatura estatal.

De las otras fuerzas electorales, la coalición PAN-PRD-PMC tendría 128 diputados federales y 38 senadores, mientras que la alianza PRI-PVEM-Panal se quedaría con 60 legisladores en la Cámara Baja y 20 en la Alta. Es decir, el PRI se desplomó, llegó a sus peores cifras en los casi 100 años que tiene de vida. Tampoco ganó ni una sola Gubernatura de las nueve que fueron votadas el pasado domingo.

Morena será por vez primera Gobierno Local, pues obtuvo la victoria en cinco de las nueve gubernaturas: la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Morelos, Tabasco, Chiapas y Veracruz. El PAN ganó en Guanajuato, Yucatán y Puebla -ahí hay una diferencia de 1 punto porcentual con Morena y la decisión irá a tribunales-, mientras que el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado será Gobierno en Jalisco. El PMC es el único de la famosa “chiquillada” partidista que está en el nuevo mapa del poder en México.

El PRI perdió las gubernaturas que tenía: Chiapas con el PVEM, Yucatán y Jalisco. Está borrado de la Presidencia, casi del Legislativo y total en las nuevas administraciones estatales. Y como los cargos de representación popular son poder -porque representan acceso a las esferas de decisiones y además reservorios de votos-, Morena será poderosa en los seis años venideros, pues gobernará a la mitad de la población del País, unos 56 millones de mexicanos.

Sin duda hay que celebrar que la transferencia del poder presidencial se hará en calma, ayer López Obrador se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto, y el relevo se dará sin crispación social. Otra ganancia es que se venció, en lo que cabe, el abstencionismo. De acuerdo con el conteo del Instituto Nacional Electoral (INE) estima que fueron 43 millones 744 mil 547 los que acudieron a las casillas electorales, una asistencia del 62.67 por ciento.

Otro inmejorable es que los votos nulos fueron escasos en comparación con los efectivos, lo que significa que la gente rechazó el gancho de anular la papeleta y, por lo tanto, su oportunidad de participar en las decisiones políticas.

 

AMNISTÍA PARA LOS MALOS

En Veracruz se estimaba hasta ayer una participación ciudadana del 64.7 por ciento. Morena tendrá mayoría en el Congreso Local con 21 distritos ganados, mientras que 9 son para el PAN y ninguno el PRI, ni siquiera el de Perote, de donde es originario el ahora excandidato José Yunes Zorrilla. Habrá que esperar el reparto de curules plurinominales para ver si Morena alcanza los 35 escaños que le den una mayoría calificada.

De las diputaciones federales en Veracruz, el Partido de López Obrador se habría llevado 17 de las 20 a renovar. Los tres restantes fueron para Acción Nacional. El tricolor también fue borrado de esa representación legislativa y tendrá que esperar a ver si alcanza algún escaño plurinominal.

En cuanto a la Gubernatura, Cuitláhuac García Jiménez se convirtió también en el más votado en la historia con un millón 465 mil votos. Será Gobernador e inaugurará una nueva era -para bien, esperan todos, o para mal, temen muchos-. Dos cosas hay que destacar en la transición o segundo cambio que registra Veracruz en menos de dos años. Una es que el Gobernador en funciones se portó como demócrata y se abstuvo de forzar el resultado final de la jornada electoral.

Es la otra siega positiva, evitar el arrebato del poder cuando no se obtiene en las casillas de votación. Y quién lo iba a decir, que la corrección de la cosa pública realizada por Miguel Ángel Yunes Linares servirá de buen inicio para que el Gobierno del morenista García Jiménez no tenga que enfrentar un escenario de caos financiero ni ahorcamiento administrativo como el que había a finales del 2016.

La segunda es que ayer martes, un día antes de iniciar el conteo oficial por parte del OPLE, el excandidato de la alianza PAN-PRD-PT, Miguel Ángel Yunes Márquez, reconoció la derrota y la victoria de García Jiménez. En un acto como demócrata, admitió el fallo y no impugnará los resultados, además le deseó éxito al próximo Mandatario. Así, se evitaron los gritos y sombrerazos que cada seis años veían los veracruzanos.

Pero no todo es un cantico angelical, pues dentro de los augurios negativos hay uno que ya está más que cantado: que se frenará la aplicación de la justicia transicional y se daría amnistía a los criminales, comenzando por los exfuncionarios de la fidelidad y el duartismo, que saquearon el patrimonio estatal y cometieron crímenes de lesa humanidad.

En su primera entrevista a un medio de circulación nacional, El Universal, ya como Gobernador pre-electo -falta el anuncio formal del árbitro-, Cuitláhuac García develó su intención de dar amnistía para Javier Duarte y su esposa Karime Macías, y lo mismo para el innombrable. Por eso, desde el domingo había fiesta en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

También había jolgorio en el penal de Pacho Viejo porque en ese perdón, el próximo Gobernador les abrirá las rejas a personajes como Arturo Bermúdez, Luis Ángel Bravo Contreras, María Gina Domínguez, Antonio Nemi Dib, Mauricio Audirac, y otros tantos que han sido capturados por sus iniquidades.

La exoneración también alcanzaría al exgobernador sustituto, Flavino Ríos Alvarado que está bajo proceso judicial, pero en “prisión domiciliaria”, y se sobreseerán los procesos judiciales contra otros pillos como Edgar Spinoso, Alberto Silva, Jorge Carvallo, Tarek Abdalá y Adolfo Mota, quienes ya no tendrán necesidad de huir cuando en agosto venidero se les acabe el fuero como diputados federales.

¿Ya lo ven? tal es uno de los peligros de la democracia electiva, imperfecta porque deviene de la voluntad humanas y lleva al poder a hombres que son más imperfectos aún. La canturreada amnistía a los criminales no es un fantasma ni leyenda urbana, en Veracruz va con todo. Pero como ya se dijo, cada uno es responsable de quien vota, entonces la ciudadanía deberá exigirle a próximo Mandatario que inhabilite esos pactos que hizo y no supla la justicia por la impunidad.

 

‘CHAIROS-DIPUTADOS’

El análisis de la distribución de diputaciones federales y locales, así como de las senadurías es obligado, y debe ser pormenorizado porque, como ya se ha dicho, modifican el mapa del poder en Veracruz y anticipan proyectos políticos a mediano y largo plazo. En los próximos textos se expondrán las lecturas de tan recomposición política, aunque por lo pronto se empezará por la zona Centro en un repaso a ‘vuelo de ave’.

Córdoba, Orizaba y Camerino Z. Mendoza se ‘achairaron’, pues Morena arrasó en las diputaciones locales y federales. Por Córdoba será diputado federal el médico Juan Martínez Flores y local, Rubén Ríos Uribe. Por Orizaba, la curul en San Lázaro la ocupará Corina Villegas Guarneros y la estatal, Augusto Nahúm Álvarez Pellico. La diputación local por Camerino Z. Mendoza fue ganada por María Candelas Francisco Doce.

En Orizaba se desbarató el mito del exalcalde Juan Manuel Diez Francos, quien antaño hacía ganar al que quería. Perdió su socio que fue lanzado por la alianza PAN-PRD-PMC, Hugo Chaín Maluly y perdieron los candidatos del tricolor. Los vapuleó la ola morena. Y el dato final a destacar es que, en la contienda federal, el candidato del PVEM, José Abella García, dio un campanazo al acopiar 14 mil 581 votos y convertirse en el abanderado de ese Partido más votado en Veracruz, seguido por el xalapeño Daniel Fernández, que alcanzó 11 mil 765 sufragios.

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