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‘MUGREÑA’, LA ESCANDALOSA

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo  /  columnista

En el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ya salió la mugre. Por eso también proponen cambiar el nombre de Morena a ‘Mugreña’, una combinación de “Mugre” y “Greña” porque andan ‘de la greña’, es decir, en pleitos internos. Primero fue la exdiputada local y actual candidata a la gubernatura de Nueva Alianza, Judith González Sheridan, quien reveló que los diputados locales de Morena acuden a la Secretaría General de Gobierno para pedir favores y recursos a repartir en sus distritos.

Mencionó a los legisladores Amado Cruz Malpica, coordinador de la bancada; Águeda Salgado, Daniela Griego y el cordobés Zenyanzen Escobar, quienes simulan ser críticos del gobierno de Miguel Ángel Yunes, y en lo ‘oscurito’ le piden dádivas. También se filtró un audio en el que dos aspirantes a una candidatura de Morena hablan sobre el diputado Zenyanzen Escobar  y lo menciona como uno de los encargados de ir a recibir dinero de la Secretaría de Gobierno, cuyo titular es el perredista Rogelio Campo. ¡De lo que se entera uno!

Pero ayer fue la también exdiputada local, Eva Cadena, quien asestó otro golpe a Morena, revelando los nombres de quienes le entregaron dinero para la campaña de Andrés Manuel López Obrador. Fueron Francisco Enrique García Cárdenas, sobrino de Cruz Malpica, otro Francisco Bastar, cuñado del actual alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Carranza -quien a su vez es compadre de Rocío Nahle- y Esteba Ramírez Cepeda, asistente de Cuitláhuac García.

Hay que recordar que el año pasado, Eva Cadena, quien entonces era candidata a la alcaldía de Las Choapas, fue exhibida en un video recibiendo dinero en efectivo y se le acusó de ser la recaudadora del tabasqueño. Varios meses después de que fue fustigada, expulsada de Morena y sometida a una investigación judicial, de la cual salió absuelta, ahora señala que todo fue un complot interno de Morena.

Los autores de ese garlito, acusa, son los diputados Rocío Nahle, candidata al Senado, Cuitláhuac García, candidato a la gubernatura y al coordinador en el Congreso Local, Cruz Malpica a los que denunciará penalmente mañana jueves, según prometió. Vaya obscenidad la de esos que proclaman la “honestidad valiente” Claro, no son los únicos, pues en otros partidos políticos se hace lo mismo, pero se suponía que Morena iba a ser la diferencia. No se sabe si los Morenos se pasaron de ingenuos o de voraces, lo que sí es que olvidaron esa máxima de que en política no se castiga el pecado sino el escándalo.

 

EL INCÓGNITO

Hablando de García Jiménez, la evaluación de su precampaña que acaba de terminar  es exigua -comparada con la de los otros precandidatos- ya que no la hizo, sólo acompañó al candidato presidencial en espera de que el llamado “Efecto Peje” lo beneficie. El período de proselitismo interno lo bosquejó sin crecimiento personal ni político. A pesar de tenerlo todo: el apoyo directo de López Obrador y el control del partido en la Entidad -compartido con la diputada Rocío Nahle-  no aprovechó para crecer y mostrarse como hombre de Estado.

García Jiménez se ancló en el discurso de denuncia sin dar propuestas de solución. Su oferta electoral es el catálogo de López Obrador, general y ambiguo para los problemas locales. Peor aún, no quiere cultivarse. Su discurso es muy pobre y hasta deficiente en léxico y pronunciación -recuerda al caso de la maestra Delfina Gómez, fallida candidata a la gubernatura del Estado de México-, y lo único que hizo  fue imitar la entonación en el habla de López Obrador.

Y salió mala copia porque en las alocuciones públicas no enamora a las multitudes ni convence a los escépticos como lo hace el tabasqueño. Tal vez por eso se atiene a que López Obrador haga campaña por él. Si se revisa  la agenda, son escasísimos los eventos que realizó por cuenta propia, ninguno de ellos destacable. ¿Y qué hace cuando toma el micrófono u ofrece una conferencia de prensa? Llevar consigo una fotografía de su contrincante inmediato, el panista Miguel Ángel Yunes Márquez dándole la mano a Duarte.

Con eso pretende trasladarle los señalamientos que pesan en su contra. Son cómplices y han pactado, señala para acortar su discurso o evitar la propuesta. Es algo divertido aunque no es la primera vez que recurre a un recurso hilarante para salir al paso de su tara propositiva. Durante la campaña del 2016 llevaba consigo un monigote de papel con la figura de López Obrador que colocaba a su lado para sentirse seguro al hablar en los mítines. Sin embargo, a pesar de su pereza legislativa y proselitista,  García Jiménez tiene posibilidades de ser muy votado.

Lo sería, efectivamente, por el arrastre de López Obrador, aunque algunos opinan que el  “Efecto Peje” podría salir baldado porque una cosa es el tabasqueño y otra el xalapeño. Un síntoma  de esa diferencia se dio hace unos días en una plaza comercial de Xalapa, a donde Cuitláhuac García acudió al cine en compañía de una dama. Se  paseó por el  lugar  ¡y nadie lo reconoció! salvo el desocupado que tomó la fotografía y filtró la información en las redes sociales. Ese parecería ser uno de los saldos de la precampaña que no hizo por su cuenta propia y de su parco trabajo legislativo: pasar de incógnito en el mismo distrito por el cual es Diputado.

En el 2015 fue la revelación política del año, pues sin recursos ganó la Diputación Federal por el distrito de Xalapa Urbano, venciendo al priismo y al panismo. Tenía un futuro prometedor, pero algo se torció. Dicen que se subió al ladrillo del poder y se mareó. Tal vez sí, tal vez no, pero ha quedado a deber resultados a todos. Hasta la fecha no hay una sola acción que él haya hecho en San Lázaro a favor de los xalapeños. Es más, cuando alguien le cuestionó sobre sus gestiones por  la capital veracruzana recurrió a la frase del panista Vicente Fox: ¿Y yo por qué?

Presume, eso sí, de donar parte de su dieta legislativa para las universidades de Morena. Incluso lo enarbola como uno de sus principales resultados de la gestión parlamentaria. De ahí en fuera, nada. Tampoco supo justificar con inteligencia su intermitencia en la Diputación Federal. Apenas tenía unos meses en la curul cuando pidió licencia para competir por la Gubernatura en el 2016 y en menos de un año volvió a repetir el brinco. Ha dejado botada la curul en dos ocasiones. Es un Diputado intermitente y le pudo la soberbia, pues no se dignó a darle una explicación a sus electores.

En el 2016 tuvo un auge en la votación que más que inaudito fue sospechoso. 800 mil votos, poco menos de 300 mil que el ganador. Se ha dicho que el exgobernador Javier Duarte lo financió y lo apoyó con operación electoral. Nada se ha probado, pero ese pecado -el supuesto pacto con Duarte- está pendiente de purgarse. Hay quienes prometen exhibirlo en audios y videos. Él lo niega y reta a presentar pruebas. De existir tales, jura renunciar a la candidatura. ¿Baladronada o certeza? Ya se sabrá, por lo pronto el fantasma lo ronda y en la campaña formal se le podría aparecer.

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