

Este 26 de junio se dio a conocer la muerte de Clark Olofsson, uno de los delincuentes más notorios de Suecia, quien pasó gran parte de su vida tras las rejas, pero alcanzó notoriedad mundial por un suceso que trascendió la criminología y llegó a la psicología: el robo al banco Kreditbank en 1973, hecho que dio origen al término síndrome de Estocolmo.
Durante aquel atraco, ocurrido en la plaza Norrmalmstorg de Estocolmo, un rehén pidió como condición la liberación de Olofsson para ayudar en las negociaciones. Lo que siguió fue una experiencia insólita: los rehenes comenzaron a desarrollar vínculos afectivos con sus captores. Jugaron cartas, conversaron, incluso intentaron fugarse con ellos. Al final, los abrazaron al momento de su liberación y defendieron a quienes los habían privado de su libertad.
Este comportamiento desconcertante fue analizado por psicólogos, quienes lo bautizaron como el “síndrome de Estocolmo”: una respuesta emocional en la que las víctimas desarrollan simpatía o lealtad hacia sus agresores. Aunque no está reconocido como un trastorno clínico, ha sido identificado en casos de secuestro, abuso doméstico, trata de personas y violencia infantil.
Pero, ¿quién fue Clark Olofsson más allá de este evento?
Nacido en 1947 en Trollhättan, creció en un hogar disfuncional y comenzó su carrera criminal desde joven. A los 16 años ya había sido enviado a centros juveniles y, más adelante, acumuló condenas por agresiones, robos y tráfico de drogas. Su vida fue una constante entre prisiones y fugas.
Pese a su historial delictivo, Olofsson se convirtió en una figura mediática en Suecia. Su vida fue tan fascinante que incluso inspiró una serie de Netflix titulada Clark, que explora su compleja personalidad y legado.
Clark Olofsson murió este mes de junio en un hospital sueco, pero su historia sigue viva cada vez que alguien menciona el síndrome de Estocolmo. Un criminal que, sin proponérselo, dejó una huella profunda en la historia de la psicología moderna.
