Una sorprendente nevada cubrió parte del desierto de Atacama, considerado el más árido del planeta, afectando las instalaciones del prestigioso Observatorio ALMA, ubicado a casi 3 mil metros de altitud en el norte del país. El fenómeno, registrado en zonas como el Centro de Apoyo a Operaciones (OSF) y el campamento base, dejó perplejos a científicos y habitantes, al tratarse de un evento que no ocurría desde hace una década.
“¡El desierto de Atacama amaneció nevado!”, anunció ALMA a través de su cuenta en X, mostrando imágenes que rápidamente se volvieron virales. A pesar de la inusual nevada, el radiotelescopio más avanzado del mundo continúa con sus actividades científicas.
Aunque aún es pronto para vincular directamente este tipo de precipitaciones con el cambio climático, el climatólogo Raúl Cordero advierte que los modelos climáticos proyectan un aumento de eventos como este en la región.
Pero Atacama no solo sorprende por la nieve: también es escenario de innovación agrícola. En medio del desierto, agricultores e investigadores están cultivando lechuga hidropónica utilizando agua recolectada de la niebla. Redes especiales capturan pequeñas gotas suspendidas en el aire, las cuales se almacenan y utilizan para riego.
“Hemos logrado cultivar lechuga netamente con agua de niebla”, explicó Orlando Rojas, líder de la Agrupación Atrapanieblas de Atacama. Por su parte, el Centro UC Desierto de Atacama lanzó una plataforma de mapeo web para identificar zonas con potencial para la cosecha de niebla, abriendo nuevas posibilidades frente a la escasez hídrica.
Entre nieve y niebla, Atacama se posiciona como un laboratorio natural que asombra al mundo y demuestra que hasta en los entornos más extremos, la ciencia y la innovación pueden florecer.
