

De la redacción
El Buen Tono
Tomatlán, Ver. -La campaña del panista Nicolás Prado avanza sin entusiasmo y con un claro rechazo, incluso dentro de su propio partido. Impuesto por la dirigencia del PAN, Prado enfrenta el desprecio de muchos militantes que, en lugar de apoyarlo, prefieren alejarse. Su historial como exalcalde, marcado por obras mal hechas, favoritismo familiar y escándalos personales, ha dejado una huella difícil de borrar entre la ciudadanía.

Uno de los casos más visibles de este distanciamiento es el de la exdiputada Teresa Zuccolotto, originaria de Tomatlán, quien ha evitado por completo respaldar a Prado y ha optado por apoyar a otros candidatos del PAN en municipios vecinos. Su silencio y su ausencia en los actos de campaña son más elocuentes que cualquier declaración: incluso dentro del partido, muchos prefieren no vincularse con un personaje tan desgastado.
Con una campaña que parece arrastrarse más que avanzar, Nicolás Prado se enfrenta a una realidad incómoda: la gente no olvida. Su regreso a la política local no despierta esperanza, sino desconfianza. A medida que se acercan las elecciones, muchos se preguntan si esta será la vez que el voto ciudadano le ponga un alto definitivo o si, como antes, logrará colarse entre el desencanto y la división interna del PAN.
