

Después de sobrevivir a un incendio forestal que cobró la vida de su madre en Madera, Chihuahua, dos oseznos huérfanos han comenzado una nueva etapa como pacientes de la Fundación Invictus. Ahora, con apenas entre dos y tres meses de edad, estos pequeños ejemplares de oso negro americano (Ursus americanus) han sido bautizados como Tohui y Bawi, palabras en lengua Rarámuri que significan “niño” y “fuego”, respectivamente.
El viaje de los oseznos comenzó en Ciudad Juárez y terminó en Pachuca, Hidalgo, pasando por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. A su llegada, fueron recibidos con entusiasmo y ternura por el equipo de la Fundación Invictus, que se encargará de su cuidado y rehabilitación.
Según Erika Ortigoza, presidenta de la Fundación, Tohui y Bawi ya están instalados en un espacio adaptado con tierra, paja y troncos, donde son monitoreados día y noche mediante un sistema de cámaras 4K. El objetivo es evitar el contacto humano para preservar sus instintos naturales, con miras a que puedan ser reintegrados a su hábitat en la Sierra Madre Occidental.
Por ahora, permanecerán en cuarentena mientras se concluye la construcción de un biosimulador, un entorno controlado que recreará las condiciones de su ecosistema natural y garantizará su desarrollo saludable.
Esta historia no solo conmueve, sino que también resalta la importancia del rescate y conservación de la fauna silvestre, especialmente en tiempos donde los incendios forestales siguen afectando gravemente los ecosistemas del país.
