in

El minutero

PUBLICIDAD publicidad PUBLICIDAD

 

SOLO FALTAN DOS

 

Los Juegos Centroamericanos y del Caribe dieron al gobierno estatal el pretexto para tratar de esconder la miseria. 

No solo se buscó esconder lo “malo”  en el paisaje: matando perros callejeros de Jalapa y sacando de circulación autobuses chatarra o desalojando a indigentes de las ciudades sedes de las competencias sino también se trata de ocultar las taras en el ejercicio público. 

Con la excusa de que la atención mediática debe estar en  la justa deportiva, el gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa canceló la ceremonia de su cuarto informe de labores.

 

La ley lo obliga a entregar un reporte escrito de los doce meses de gestión administrativa cada 15 de noviembre ante el Poder Legislativo y la ortodoxia dictaba debía hacerlo con gran pompa pues los  actos faraónicos eran la costumbre aunque se tuvieran escasos logros a informar. 

Desde la fidelidad los escándalos de corrupción superaron las acciones positivas del gobierno y eso se agravó con el duartismo. 

Más aún, desde hace un año el cordobés  tuvo que huir del pueblo.  

No hay que olvidar que en el 2013 debido a  las movilizaciones masivas de maestros por la reforma educativa,  Duarte de Ochoa pasó un mes sin lograr entrar a palacio de gobierno pues los mentores coparon el centro histórico de Jalapa

 

El temor de una revuelta en su contra durante su tercer informe –dos meses antes, el 14 de septiembre mandó a desalojar a golpe de tolete a los maestros del centro jalapeño- decidió alejar el acto protocolario de cualquier centro urbano donde pudieran llegar los inconformes a abuchearlo y se lo llevó al fuerte de San Juan de Ulúa, donde dispuso una flota de helicópteros y barcos para llegar y retirarse sin tocar tierra donde seguramente lo esperaría los educadores. 

Ahora, en este 2014 de plano canceló el evento. Solo acudirá unos minutos al congreso local para entregar el informe escrito y dirigirá un discurso protegido por los muros del palacio legislativo y los cientos de policías que serán distribuidos en veinte cuadras a la redonda.

 

En realidad no hay mucho que informar. La entidad va de mal en peor y a cuatro años de gestión, el balance es más que negativo: la obra pública está paralizada, los programas sociales recortados, el financiamiento al campo inexistente y la economía estatal en su peor momento. 

 La deuda pública de más de 80 mil millones de pesos ahoga toda gestión gubernamental y obliga a cancelar proyectos productivos o sociales porque se tienen que pagar los intereses que generan los pasivos –de todo lo que se robó el innombrable y lo que llevan lo de este sexenio- mientras que Veracruz está sumido en una espiral de violencia y muerte. 

Así, las finanzas y la seguridad pública son los grandes fracasos del sexenio estatal.

 

El gobernante no ha podido –bueno, en realidad no ha querido-, ordenar y sanear ambos rubros sino que ha hecho lo contrario, ha adquirido más deuda –está en puerta otro préstamo por más de 6 mil millones de pesos- y en seguridad pública se mantiene rodeado de personajes altamente cuestionados, entre ellos el titular de Seguridad Pública, el defeño Arturo Bermúdez Zurita, su secretario de Gobierno, Erick Lagos y su vocero, Alberto Silva. 

 

Al iniciar su gobierno en el 2011,  varios analistas coincidían que si Duarte de Ochoa lograba abatir la  criminalidad y ofrecía a los veracruzanos la tranquilidad que les fue robada desde la nefasta  fidelidad eso bastaría para que pasara a la historia como un buen gobernante. No lo hizo y la situación le estalló en las manos. Hoy, los hechos sangrientos son cosa cotidiana, miles de familias lloran a sus muertos y desaparecidos y otros miles de  veracruzanos viven aterrorizados mientas que el mandatario y sus colaboradores se dedican a negar la realidad y recurren a frases insultantes para esconder la tragedia. A estas alturas el desastre es escandaloso. 

 

El cuarto año de gobierno llega también con otro fracaso tremendo en el rubro social. 

Cuando tomó posesión de la administración estatal, Duarte de Ochoa prometió combatir la pobreza extrema y que al final de su sexenio, es decir en el 2016, el 50 por ciento de los veracruzanos en situación de miseria dejarían ese estatus. 

Es decir, de los 4. 4 millones de veracruzanos en pobreza extrema, la mitad de ellos, 2.2  millones superarían la necesidad alimentaria, a razón de 350 mil por año. 

Si lleva cuatro de gobierno, entonces actualmente un millón 400 mil tendrían que haber dejado de ser pobres.

 

Pura demagogia. La miseria continúa matando gente y expulsando migrantes en las sierras, las comunidades rurales y los cinturones de miseria de las ciudades. 

Aún cuando las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo (Coneval) emitido en julio del 2013 señalan que, efectivamente, hubo un descenso de 22.6 por ciento en el número de miserables, la cifras solo es de 327 mil personas de los años 2010, 2011 y 2012. 

Es decir, falta más de un millón de veracruzanos para salir de la pobreza si se atiende la promesa inicial de Duarte de Ochoa.

 

Algo que también contradice las fanfarrias locales es que el Coneval señala que el abatimiento de esa cifra de miserables es por la aplicación de programas federales, entre ellos Oportunidades que hoy se llama Progresa, durante el sexenio del panista Felipe Calderón, entonces no es un logro de los esquemas estatales. 

 

Hoy esa bandera del 22.6 por ciento de reducción del índice de pobreza extrema se intenta pregonar como un acierto del cuarto año de gobierno estatal pero es una cifra reciclada porque hicieron lo mismo en el 2013 y eso demuestra que no hay números positivos que presumir en los últimos doce meses.

 

Sin contar con el resto de los rubros de gobierno, tan solo en materia de seguridad pública, combate a la pobreza y finanzas, la administración estatal nada en el fracaso. 

Ese es el contexto en el que Duarte de Ochoa llega a su cuarto informe de actividades y por eso mismo, éste se realizará silenciosamente. Las buenas noticias no abundan.  

Empero, si sirve de consuelo para los ocho millones de veracruzanos, lo positivo de la fecha es que ya solo faltan dos informes, dos años pues, para que se vayan los duartistas-fidelistas. Con suerte, esa casta tan nefasta será echada definitivamente del gobierno estatal, y con más suerte aún, este sexenio será el último del Partido Revolucionario Institucional en el palacio jalapeño. Las mediciones demoscópicas así lo pronostican.

 

LA LUMBRE APAGADA

 

Hablando de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que hoy viernes se inauguran, las protestas de estudiantes y activistas por el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos han sido las sombras de los días previos al inicio de las justas. La antorcha de los juegos ha sido perseguida por cientos  de jóvenes a su paso por varias ciudades  y en Jalapa de plano apagaron la llama arrojándole cubetazos de agua.  

El repudio no es hacia el deporte ni los deportistas sino contra los organizadores que mal gobiernan el país y la entidad.

 

Los jóvenes que se manifiesta no solo son valientes sino muy ingeniosos. 

Prueba de ello son las frases de protesta que armaron para la ocasión. “Pienso, luego me desaparecen…no pienso y me hacen presidente”, y “Estudio y me mandan al policía secuestrador…finjo que estudio, me digo doctor y hasta me hacen gobernador”, son dos de las más ingeniosas y que hacen referencia, obviamente, a Peña Nieto y al gobernante local, Javier Duarte.  

Los autores de tales consignas se sacaron un diez con esas consignas tan divertidas como verdaderas.

 

También han sabido  burlar los filtros policiacos  para correr atrás de los atletas que portan la antorcha con el fin de que los carteles de protesta salgan en las imágenes de prensa. 

Esos jóvenes  están sacando  la casta y no deben bajar la guardia. Esto es el inicio. Los normalistas desaparecidos de Guerrero deben estar presentes,  a través de ellos, en la justa deportiva que se realizará en Veracruz. Y no solo el caso de Ayotzinapa sino también los de todos los  estudiantes veracruzanos desaparecidos o agredido.  

 En las redes sociales se mantiene el llamado para una gran rechifla el día de la inauguración. Los silbidos serán el desquite más sonoro contra el desgobierno estatal y  las protestas en cada competencia deben ser la constante. Bien por ellos.

 

MÁS LIBROS, MÁS LIBRES

 

El pasado  12 de noviembre se celebró el Día Internacional del Libro,  ese legajo que hasta hace poco solo era de papel pero que hoy también es electrónico, y que es la llave para acceder a nuevos mundos. 

La fecha no debe pasar desapercibida pues si de algo carece nuestro México es de libros y de lectura. 

Para viajar por todo el planeta no hace falta un avión o un barco, basta con abrir un libro y lo mismo para trasladarse en el tiempo no se requiere de una máquina avanzada, el libro lo ha permitido desde hace siglos.

 Los libros son también medicinales,  en sus páginas tiene recetas para curar el cuerpo y el alma.

 

Un libro es un compañero de viaje por el mundo y por la vida. 

Un libro puede invocar el bien  y enseñar a entender a los demás para mejorar la vida propia y la ajena.

 El libro es un amigo confiable, empezando porque te tumba las “orejas de burro” y te puede colocar la toga del doctorando. 

Un libro también sirve hasta para la defensa personal pues te enseña artes marciales o en el caso extremo, lo puedes lanzar al atacante si es que lo llevas contigo. 

El libro no solo es útil para atrancar la puerta o calzar una mesa coja –uso que muchos le dan- sino puede ayudarte a abrir puertas nuevas y a que tu mesa esté repleta de amigos, esos te sostendrán cuando lleguen los momentos de necesidad. 

 

Lo dijo alguien: un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma. Una regla infalible para medir hogares. 

En la nueva residencia de súper-lujo de Enrique Peña Nieto y esposa Angélica Rivera, que se ubica en Las Lomas de Chapultepec y que costó más de 7 millones de dólares, no se pudo encontrar un solo librero. 

Así lo documentaron varios medios informativos y al no  haber libreros no hay libros, entonces, el copetón y la Gaviota son como lo define la regla, sin alma o más bien,  sin cerebro. 

Los libros no son una cosa banal sino algo vital. La escritora estadounidense Bárbara Wertheim dijo que son compañeros, maestros, magos y banqueros de los tesoros de la mente. Son los portadores de civilización.

 Una de las frases más hermosas sobre los libros la acuñó el alemán Günter Grass, ganador del Premio Nobel de Literatura al señalar que “no hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño posada sobre el libro que está
leyendo”. 

 

El poeta español Ricardo León y Román resumió: “los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre”. 

Así, entre más libros el hombre es más libre. Por eso no está equivocada la compañera periodista Marijose Gamboa en integrar una biblioteca en el penal de Tuxpan pues con eso les obsequiará  la libertad a los presos que allí se encuentran, sean culpables o inocentes que purgan castigos injustos. Con un libro en sus manos, las rejas no podrán detenerlos para viajar y ser mejores personas. ¡A leer libros, pues!.

CANAL OFICIAL PUBLICIDAD PUBLICIDAD

Cae primera helada en el pico

¿Donde estan los 20 desaparecidos de atoyac?