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PAN y Morena: los ganones

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En toda batalla política no hay derrota definitiva ni victoria permanente. Siempre hay coyunturas y circunstancias que deciden o inclinan el voto ciudadano hacia determinada fuerza política. 

Y hoy, México —con un gobierno sumido en la crisis más profunda de su historia moderna— no es la excepción.

¿A qué nos referimos?

A que con un PRI y su máxima figura: el Presidente de la República, golpeados severamente en su imagen por los casos Tlatlaya, Iguala, violencia, crimen organizado, Casa Blanca, ineficacia operativa y magros resultados económicos, se abre una oportunidad de oro para el partido que por dos sexenios consecutivos gobernó al país: el de Acción Nacional.

Y más: que ante el derrumbe dramático e innegable del PRD y esa cofradía enquistada en sus órganos de dirección llamada Los Chuchos —Zambrano, Ortega, Navarrete, Aureoles y compañía—, y con todo el caudal de su desprestigio y
desconfianza.

Tras el fracaso PRD-Aguirre-Abarca en Guerrero, se presenta la oportunidad de consolidación político-electoral a la otra vertiente de la izquierda: Morena y su caudillo, Andrés Manuel
López Obrador.

Sí: el PAN y Morena están ante la oportunidad de ser puntales de la política mexicana de cara a una fecha clave: 7 de junio de 2015, día de la elección intermedia. 

Pero mucho dependerá de cómo muevan sus fichas.

PAN. Varias cartas operan en favor de
Acción Nacional:

1) Fue opositor de la Reforma Fiscal que en nada contribuyó al desarrollo del país y, muy al contrario, lo atoró. Acción Nacional tuvo el tino de rechazar lo que al tiempo le dio la razón: era perjudicial para la economía. 

Y no es cuestión de percepción: allí están los preocupantes indicadores financieros con que cierra 2014. (Archivos del poder. “Y ahora… la economía”.
12/XII/2014).

2)  El segundo Presidente panista, Felipe Calderón, tuvo razón en cuanto a dimensionar poderío, operatividad, influencia e infiltración del crimen organizado en los gobiernos municipal,
estatal y federal.

 ¿Pruebas? Que en su decálogo, Peña Nieto retomó varias de las propuestas que Calderón planteó durante su gobierno y que el propio PRI se encargó de bloquear. 

La estrategia calderonista sería otro tema a discutir. (Archivos del poder. “Calderón tenía razón”. 2/XII/2014).

3) Aun con sus errores de gobierno —Fox y su inutilidad gubernamental, el empoderamiento de la pareja presidencial, el enriquecimiento evidente de los hijos de Marta Sahagún, un gobierno calderonista de amigos, entre otros—, el PAN no entregó tan malas cuentas tras la crisis económica mundial de 2008: el efecto jazz, considerada la más grave desde 1929 y la Gran Depresión. 

A jalones y estirones, pero se estabilizó la economía. Pudo haber sido peor.

4) Allí están las encuestas: la intención del voto para el PRI con sus diputados federales, cayó en 10%.

Hoy, el PAN —si Gustavo Madero y Ricardo Anaya no se aferran en bloquear a Margarita Zavala rumbo a San Lázaro y, unidos, abren la baraja blanquiazul— podrá reposicionarse en junio próximo y enfilarse, de nuevo, rumbo a Los Pinos.

   MORENA. ¿Qué podría operar en favor a Morena en las elecciones
intermedias?

1) La decepción con el PRD por su entreguismo al gobierno, votando en favor de la Reforma Fiscal, bloqueando la integración de una comisión investigadora en torno al affaire Casa Blanca, neutralizando su papel de partido opositor. Hoy por hoy, el perredismo de Los Chuchos no equivale a oposición
de contrapeso.

2) El caso Ayotzinapa hundió al PRD, que apoyó a un candidato ligado al crimen organizado como José Luis Abarca, a pesar de las señales de alerta llegadas por
varios frentes. 

Y con Ángel Aguirre también se equivocó: fue incapaz de diagnosticar que Aguirre era un priista pintado de amarillo. Y nada más. Allí están las consecuencias.

3) Morena, bajo el liderazgo único e intransferible de AMLO, podría erigirse en el receptor político-electoral de la inconformidad de la
izquierda para con el PRD. 

Un partido nuevo que se dibuje como opción electoral ante el derrumbe del PRD. Una segunda vía.

Morena tiene ante sí el reto de que más allá del peso político de AMLO —todavía primera fuerza electoral en el DF—, presente candidatos confiables, frescos, atractivos para el electorado en junio
de 2015. De la viabilidad del discurso de AMLO y de su planilla de candidatos dependerá en gran medida el
futuro de Morena.

 Si PAN y Morena aprovechan el derrumbe del PRI y del PRD, y si evitan fracturas internas —en el caso de los azules—, y fanatismos violentos —en el caso de los amarillos—, podrán presentarse como alternativas electorales viables para los mexicanos.

 Depende de ellos.

Twitter: @_martinmoreno

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