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¿Por qué una empresa china instala purificadoras de agua en escuelas y oficinas mexicanas?

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AGENCIA

Atizapán de Zaragoza, Edomex.- Bajo el lema “Hidrátate, toma agua segura”, mil máquinas expendedoras de agua purificada de origen chino comenzaron a operar en edificios públicos y 20 escuelas de este municipio mexiquense, en una acción que llama la atención no solo por su magnitud, sino por el hecho de que sea una empresa extranjera la que impulse esta iniciativa social en territorio mexicano.

La instalación de estas máquinas fue posible gracias a una alianza entre el Grupo Empresarial Aquarelief, con sede en China, y el Ayuntamiento de Atizapán, con el objetivo de facilitar el acceso a agua potable a bajo costo. Sin embargo, aunque el proyecto se presenta como una “inversión social”, surgen interrogantes sobre el papel del gobierno mexicano y de sus propias instituciones para garantizar este derecho básico.

¿Por qué tiene que venir una empresa china a resolver el problema del acceso al agua limpia en escuelas públicas y oficinas de gobierno? ¿Dónde están las políticas nacionales y estatales para dotar de agua potable a la población?

Las máquinas ofrecen agua a precios sumamente accesibles: Un peso por litro y 7 pesos por un garrafón de 20 litros. Están instaladas en lugares como el palacio municipal, el DIF y SAPASA, además de centros escolares.

El agua es purificada mediante tecnología que incluye ósmosis inversa, luces ultravioleta y filtración múltiple, con aval de la Cofepris y estudios de laboratorio.

Yujia Xu, directora de Aquarelief, asegura que la iniciativa no tiene fines comerciales, sino un enfoque de responsabilidad social. “Mi motivación durante estos 6 años de recorrer México ha sido la necesidad de acercar el agua potable a las personas a un costo accesible”, dijo.

No obstante, mientras autoridades celebran la llegada de esta tecnología extranjera, queda la duda de por qué México, un país con recursos hídricos y tecnología suficientes, no ha logrado atender con eficacia este problema estructural. El acceso al agua potable es un derecho humano reconocido, pero ¿por qué depende de la buena voluntad de empresarios extranjeros?

El gobierno local defiende el proyecto argumentando que también busca generar hábitos saludables entre estudiantes y reducir el consumo de bebidas azucaradas. Aun así, no deja de preocupar que la solución a una necesidad tan básica esté siendo subcontratada, en la práctica, a capital extranjero.

¿Quién controla la operación de estas máquinas a largo plazo? ¿Qué garantías hay para su mantenimiento y calidad continua del agua? ¿Qué ganan las empresas chinas con estas “inversiones sociales”?

El discurso oficial habla de cooperación, pero los ciudadanos merecen claridad y respuestas. Porque si garantizar agua limpia a nuestras escuelas depende de una empresa china, algo no está funcionando en casa.

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