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Priorizar o querer todo

Superiberia

En septiembre pasado el ex primer ministro inglés Tony Blair, en su visita a nuestro país, disertó una conferencia donde se le preguntó qué consejo daría al presidente electo Peña Nieto, a lo que respondió: “Lo más importante para cualquier nuevo líder en el mundo es tratar de dar prioridad, desde el inicio, a lo que realmente lo merece, enfocarse en cumplir y no pensar que podrá hacer de todo”. Si partimos de la tesis económica de que los recursos son escasos, toda decisión de gobierno obliga a priorizar.

¿Qué debe priorizar el nuevo Gobierno federal ante las circunstancias del país? ¿Por qué es difícil decidir y priorizar? Toda decisión lleva implícita una decisión de abandono. Cuando tomamos una decisión en favor de una alternativa tenemos que dejar por fuera otras, lo que significa que al decidir implícitamente hemos decidido rechazar otras opciones.

A la clase política mexicana le cuesta decidir por tres posibles razones: por temor a equivocarse; porque no sabe comprometerse; o porque no quiere abandonar opciones, y es esto último lo que dificulta priorizar.

Nuestros políticos, en su infantilismo, quieren todo, y quieren quedar bien con todos; no se animan a dejar fuera opciones y establecer prioridades. Cuando no priorizan y todo es importante, entonces nada es importante.

Ante tantos problemas que existen en el país por la corrupción y la irresponsabilidad acumulada, urge establecer prioridades. Si no lo hacen, ante el cúmulo de necesidades por atender nuestros gobernantes se frustran al no poder solucionar todo, lo que hace que unos opten por evadirse en la frivolidad, otros se depriman y otros se emborrachen. Pero en todos los casos, el no priorizar hace ineficaz la acción de gobierno.

Ya lo hemos dicho, en lo económico la prioridad es la inversión, hacer de México un país atractivo y confiable a la inversión productiva porque sólo con inversión, pública o privada, se generarán los empleos que los jóvenes demandan. La inestabilidad económica mundial ofrece a México la oportunidad de convertirse en un receptáculo de capital que busca atractivos rendimientos, estabilidad y seguridad. Pero para esto habrá que hacer la tarea.

En lo social, hoy más que nunca nuestro país demanda inversión que permita cerrar la brecha de la desigualdad. En este rubro creo en la tesis del economista Amartya Sen, quien dice: “El desarrollo es la ampliación de las libertades, y la ampliación de las libertades el mejor medio para lograr el desarrollo. El desarrollo consiste en la eliminación de algunos tipos de falta de libertad que dejan a los individuos pocas opciones y escasas oportunidades para ejercer su agencia razonada”.

Así pues, no tiene la misma libertad de decisión alguien que tiene qué comer, que alguien que no tiene qué comer; no tiene la misma capacidad de opción alguien con salud que alguien sin salud; no tiene las mismas oportunidades de participar social, política y económicamente en su comunidad alguien con educación que alguien sin educación.

Basado en estas propuestas, creo que las prioridades de la agenda social de este gobierno federal deberán de ser la salud y la educación. Actualmente los servicios sanitarios contribuyen más a ensanchar la desigualdad que a cerrar la brecha, porque funcionan con base en “palancas” o en corrupción, y no en el ejercicio de un derecho, lo que genera privilegios. En el caso de la educación pública, la calidad de los servicios no sale bien calificada en las pruebas ENLACE y PISA en temas tan básicos como lectura, matemáticas y escritura.

El enfoque obligado en ambos conceptos debe ser cualitativo y no sólo cuantitativo. Ojalá que pudiéramos decir que existe un antes y un después de Enrique Peña Nieto en estos temas. Yo esperaría que los servicios de salud y de educación pública fueran de calidad primermundista. Que éstas fuesen modelo del México que queremos ser.

Nos dice el gobierno de Peña Nieto en su publicidad que su compromiso es mover a México y que su convicción es que sí se puede; ojalá establezca como prioridad la salud y la educación; y, con objetivos claros, empiecen a moverse ellos en el gobierno, políticos y funcionarios, porque también mi convicción es que sí se puede.

 @ClouthierManuel

Empresario

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