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“Que ningún inocente quede preso. Que ningún culpable la libre”.

Superiberia

 

El sábado 1 de diciembre, salí rumbo a San Lázaro alrededor de las siete de la mañana para la transmisión de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto por CadenaTres. Me acompañaba Alan Ulises Niniz, mi colaborador en Grupo Imagen Multimedia. El vehículo de la empresa, que tenía pase de estacionamiento dentro del recinto, ya no pudo ingresar por la entrada cercana a Eduardo Molina y Nacozari y es que antes que nosotros, manifestantes que identificamos como miembros de la CNTE, habían bloqueado ya las calles. Ni modo, caminando fue que tuvimos que acercarnos a la Cámara. Mientras lo hacíamos, vimos a los manifestantes organizándose, aunque no hubo ni un sólo indicio de violencia… al menos no, hasta que llegamos a las vallas colocadas, las mismas que se instalaron con una semana de anticipación.

Ahí, vimos cómo algunos, con evidente pinta distinta a la del resto de manifestantes, lanzaban piedras contra los policías que se encontraban del otro lado. Ni modo, otra vez, tuvimos que subir el puente peatonal del paradero del metro San Lázaro y brincar las vallas instaladas sobre él, fue la única vía de acceso que nos permitieron quienes resguardaban las entradas. Bajamos las escaleras, ya del otro lado de las vallas, y vimos cómo algunos miembros de ese grupo, que a las afueras provocaban a los policías, intentaban tronar las cadenas con las que se unían cada una de ellas. A los miembros de la Policía Federal no les quedó otro remedio que replegarse un poco. Ya después, cuando estábamos en plena transmisión, nos enteramos de los incidentes de los que dimos cuenta al momento: los enfrentamientos, los gases lacrimógenos.

Alan me cuenta que a su salida de San Lázaro, alrededor de las 11 de la mañana, notó que las estaciones del Metrobús, cercanas al recinto legislativo, se encontraban con los vidrios rotos, esos que protegen la publicidad. Mientras yo me encontraba al interior de Palacio Nacional fue que se registraron los disturbios en las inmediaciones de primer cuadro de la ciudad.

Todos vimos las imágenes de los destrozos que se registraron sobre Avenida Juárez y la Alameda, supimos de inmediato que las autoridades detuvieron a quienes, dijeron, eran los responsables de los disturbios.

Pero antes de que el sábado acabara, también nos enterábamos a través de las redes sociales, que varios de los detenidos habían sido llevados por equivocación, por la mala suerte de pasar por ahí en el momento de los enfrentamientos o porque de ser manifestantes pacíficos, fueron confundidos con algunos que, evidentemente, llegaron ahí para provocar violencia.

Algunos testimonios que se han publicado, también por redes sociales, promueven la liberación de algunos de estos detenidos. Figuras del gremio cultural han, incluso, hecho circular un video donde expresan su sentir ante las arbitrariedades (porque no pueden definirse distinto) con las que se mantienen presos a esos ciudadanos que sin deberla fueron llevados ya al reclusorio.

La situación ahora tendría una resolución lógica: si hay pruebas para castigar a los detenidos, que los castiguen; si no las hay, que los liberen. Y claro, ya después el tema será que se revisen los procedimientos de detención y es que los videos sobre los hechos del 1 de diciembre que circula en las redes, dejan evidente todos esos vicios que generaron hoy esta triste situación.

 

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