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Rebelión…

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Consenso. Parece que ya se alcanzó el consenso: la corrupción y la impunidad son los principales problemas del país.

Hasta hace poco, la izquierda señalaba a la desigualdad como el asunto esencial a resolver. Mientras para la derecha “la ausencia del estado de derecho” era el tema. Otros asentaban; “la pésima calidad educativa” o “la falta de respeto por los derechos humanos” como los déficits
prioritarios.

Hoy, para la inmensa mayoría de los mexicanos la corrupción gubernamental es el verdadero tapón que impide el flujo de la solución de todos los demás problemas nacionales. Lo que impide que los enormes recursos y fuerzas productivas de México crezcan y se distribuyan mejor.

Para la gran mayoría, menos para la clase política.

Escándalo tras escándalo. Mansiones y departamentos de lujo. Aviones privados y yates. Bodas principescas. Moches y prostitutas. Mirreyes y Pipopes. Y, como cereza del helado, el gran circo de los animales del
partido Verde.

La últimas tragicomedias de ésta evasión de la realidad son la reinvención de la Secretaría de la Función Pública y su vapuleado titular. Las otras son el proyecto para desmantelar el IFAI y la designación de un fiscal anticorrupción a modo.

Pero los tiempos cambian y lo que decida la clase política ya no impresiona ni determina la
marcha del país.

Ciudadan@s, estudiantes, emplead@s, maestr@s, empresari@s, informales manifiestan abierto rechazo al poder y a sus dueños. Los hay, desde los pocos que han decidido vivir al margen de la ley y la ética robando, extorsionando y traficando. Hasta los muchos que emigran a la informalidad o sólo aceptan transacciones en efectivo.

Son los que piensan que mientras el gasto público permanezca en la obscuridad y lo que salga a la luz sean excesos de los corruptos, nadie tiene calidad moral para exigir el pago de impuestos.

Así que la demanda por la transparencia absoluta es generalizada. No tiene ideología, partido o religión, es de la mayoría. La exigencia es que todo el gasto público esté en la red: nóminas y contratos; transferencias y subsidios. Cheque por cheque y factura por factura.

De no legislarse, la alternativa podría ser la rebelión de los causantes.

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