Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- En el mercado San Juan Cerritos, entre el aroma del pan de muerto y el resplandor del cempasúchil, también hay un rincón para quienes alguna vez ladraron, maullaron o cantaron: las ofrendas para perritos y gatitos que partieron, una tradición reciente que ha ido creciendo en Orizaba.
Rosalía Temoxtle Sáenz, artesana de Ixhuatlancillo, señaló que en los últimos dos años muchas personas le llevan fotos de sus mascotas para la ofrenda del 27 de octubre, cada una con su historia y nombre pronunciado con cariño.
Silvia, otra vendedora, mostró las figuras más vendidas: perritos y gatitos en resina, chocolate y azúcar, algunas comestibles y otras sólo decorativas. Explicó que las familias compran con nostalgia, recordando a sus compañeros que se adelantaron al viaje eterno.
El 27 de octubre forma parte del calendario de las almas, abriendo las puertas del mundo espiritual a los animales que dieron alegría en vida. Las familias colocan junto a las velas croquetas, juguetes, correas o mantitas, incluso música suave, como muestra de amor y gratitud hacia sus mascotas.
Más que una tradición, es un acto de afecto que mantiene viva su memoria.


