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El Buen Tono 
Orizaba.- Como cada año, el cementerio municipal “Juan de la Luz Enríquez” se convertirá en un punto de encuentro entre la vida y la muerte. Se espera que entre 25 y 35 mil personas visiten el camposanto de Orizaba durante este fin de semana de Día de Muertos, cuando las familias lleguen con flores, música y comida para recordar a quienes partieron, en una de las tradiciones más arraigadas del pueblo mexicano.
En esta ocasión, el 1 y 2 de noviembre caerán en fin de semana, lo que -de acuerdo con el administrador del cementerio, Camilo Boschetti Oliver- propiciará una mayor afluencia de visitantes, pues cuando las fechas coinciden con días laborales, la asistencia suele disminuir. Desde la tarde del viernes, las tumbas comenzarán a llenarse de color, música y aroma a cempasúchil.
El panteón permanecerá abierto toda la noche y la madrugada, permitiendo que las familias permanezcan junto a sus seres queridos. Entre velas encendidas, fotografías y coronas de flores, los visitantes llevarán mariachi o tríos, colocarán ofrendas con tamales, refrescos y viandas y compartirán anécdotas en torno a las lápidas. “Traen sus sillas, se sientan a platicar, a reír y a recordar. Es un momento de reencuentro y cariño”, comenta Boschetti.
El administrador destacó que el panteón alberga los restos de personas que marcaron historia en Orizaba, ya sea en el ámbito de la educación o la medicina, pero recordó que “todas las personas que descansan aquí son importantes para alguien”, y por ello ninguna tumba pierde valor en esta fecha en que la memoria se hace presente.
En el Día de Muertos, tradición reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, las familias orizabeñas mantienen vivo el puente entre los mundos: aquel que une a los que se fueron con los que siguen recordando.
En cada flor, en cada vela encendida, pervive la promesa de que el amor no muere, sólo cambia de forma.
 
 
 
 
					 
				

