Adán Augusto adjudicó 592 mdp a empresas de amigos y clientes en Tabasco
AGENCIA
Nacional.- El escándalo que rodea a Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación y uno de los hombres más cercanos a Andrés Manuel López Obrador, exhibe nuevamente la impunidad con la que operan los viejos aliados del poder bajo el gobierno de Morena. Las revelaciones sobre contratos millonarios otorgados a amigos y clientes de su notaría durante su mandato como gobernador de Tabasco muestran un patrón de corrupción institucionalizada que, sin embargo, no ha merecido una sola acción del gobierno federal ni de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Mientras López Hernández se autodefine como el “notario más exitoso de la historia de Tabasco”, los documentos oficiales prueban que durante su gestión se beneficiaron empresas con las que mantenía vínculos personales y profesionales desde años atrás. La Constructora Santandreu, propiedad de su amigo Manuel Santandreu, recibió 477 millones de pesos en contratos para la obra emblemática del distribuidor vial de Avenida Universidad en Villahermosa. Otra compañía favorecida, CM del Golfo, obtuvo 115 millones; ambas, curiosamente, habían sido clientes de las notarías de Adán Augusto y su hermano.
Las irregularidades fueron sistemáticas: en licitaciones donde participaron hasta 16 empresas, solo se consideraron las propuestas de Santandreu y CM del Golfo, desechando a todas las demás, incluso a compañías con amplia experiencia en obra pública. El resultado fue un proyecto plagado de sobrecostos, retrasos y opacidad. El distribuidor vial, originalmente presupuestado en 526 millones, terminó costando más de 670 millones de pesos, con deficiencias estructurales y un cuestionable beneficio social.
Lo más preocupante no es solo la manipulación de licitaciones o el evidente conflicto de interés, sino el silencio cómplice del partido en el poder. Morena ha preferido mirar hacia otro lado, evitando investigar a uno de sus cuadros más cercanos y a un operador político clave durante la administración pasada.
Tampoco la presidenta Claudia Sheinbaum ha emitido posicionamiento alguno. Su discurso sobre transparencia y combate a la corrupción se diluye cuando se trata de los suyos. Ni la Secretaría de la Función Pública ni la Auditoría Superior de la Federación han anunciado indagatorias.
El caso de Adán Augusto López Hernández es un reflejo del doble discurso del actual régimen: la retórica de la honestidad frente a la práctica de la impunidad. Mientras tanto, los tabasqueños continúan pagando las consecuencias de una administración que convirtió las licitaciones públicas en un negocio entre amigos.
La corrupción no se combate con silencio ni con lealtad partidista. Se combate con justicia, y hoy Morena y la presidenta le fallan al país al no actuar frente a un escándalo que revela la verdadera cara del poder que decían venir a transformar.
Y aún así, no hay investigaciones y la presidenta y Morena lo siguen cobijando. La “tapadera” presidencial siempre cubrirá su corrupción rampante y le brindará impunidad.
Lo preocupante es que, a pesar de que siguen y siguen apareciendo pruebas de que este señor es un corruptazo y delincuente ¡NO PASA NADA!


