Rodeado de grandes montañas, verdes paisajes y una flora y fauna extensa, el nacimiento del río Atoyac, ofrece a cada uno de los visitantes una belleza sin igual que seguramente recordará a lo largo de toda su vida. Un recorrido único a escasos metros del río donde se admira tanto el caudal como los árboles y los sonidos que se perciben en una total calma, para llegar finalmente a descubrir ese inmenso círculo teñido de color azul turquesa, en el que de las piedras brota y emana agua que está saliendo de algún lugar, que te incita a querer saber de donde bien exactamente, con solo mirar te trasladas hacia aquella postal que alguna vez viste de cierto sitio en el extranjero, después recuerdas que estás a tan solo 40 minutos de Córdoba, en un lugar magnífico, un tanto perdido, en el que las actividades de recreación son pocas comparadas con todas aquellas ideas que transcurren por tu mente, es entonces cuando tomas una foto, y otra, y otra, porque quieres tener ese recuerdo de todas las maravillas que has visto, y quieres captarlo para la posteridad.
Puedes solo caminar, si lo prefieres puedes nadar, rentar una lancha, una cámara, tomar fotos, escalar las piedras, hacer senderismo (con la precaución que dicha actividad requiere), tomar aire fresco, un paseo en bici de montaña, o tener un picnic, así que no debes perder la oportunidad de conocer esta belleza natural y tener tu propia experiencia.
Cecy Nolasco Guzmàn
ColaboraciÛn
El Buen Tono
