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Robo de monedas romanas sacude al Museo de Lausana

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De la redacción
El Buen Tono

La tranquilidad del Museo Romano de Lausana, en Suiza, se vio interrumpida esta semana por un violento robo en el que decenas de monedas de oro de la época romana fueron sustraídas. Dos hombres, que ingresaron al museo justo antes del cierre tras comprar sus boletos, atacaron a un guardia de seguridad de 64 años y forzaron una vitrina protegida para llevarse varias piezas exhibidas, escapando antes de que el personal pudiera reaccionar.

La policía de Lausana abrió un operativo para dar con los responsables, mientras el museo realiza un inventario para determinar cuántas monedas faltan y su valor patrimonial. Las monedas no solo tienen un alto valor económico, sino también arqueológico, lo que agrava el impacto del hurto. El guardia logró activar la alarma de pánico y, aunque superó físicamente el ataque, el despliegue policial no logró evitar la fuga de los ladrones. La investigación quedó en manos de la policía judicial de Lausana.

Este incidente se suma a una ola de robos recientes en museos europeos de alto perfil. En octubre de 2025, el Museo del Louvre de París sufrió un atraco que permitió la fuga de joyas históricas francesas valoradas en más de 102 millones de dólares. También en París, el Museo Nacional de Historia Natural fue víctima de un robo de muestras de oro nativo por 600 mil euros, mientras que en los Países Bajos un museo sufrió un ataque con explosivos para sustraer artefactos de oro antiguo.

El robo en Lausana no representa solo una pérdida material para Suiza, sino un golpe al patrimonio cultural global. Las monedas romanas robadas son un testimonio de la historia antigua y aportan valor académico. A diferencia de obras de arte contemporáneo, estos objetos arqueológicos son difíciles de rastrear y recuperar, ya que pueden ser fundidos o vendidos en mercados ilegales.

Las autoridades destacan que, aunque la actuación del guardia y la respuesta policial fueron decisivas, las instituciones culturales siguen siendo vulnerables ante delincuentes cada vez más audaces. La recuperación de las piezas y la captura de los responsables será clave, pero el incidente deja un mensaje claro: proteger el patrimonio histórico requiere vigilancia constante, cooperación internacional y un compromiso renovado con su conservación.

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