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¡SANTO MUTISMO!

Superiberia

La violencia tocó la puerta de la Iglesia Católica en Veracruz.  El lunes pasado, dos sacerdotes: Alejo Nabor Jiménez y Alfredo Suarez de la Cruz, fueron plagiados –”levantados”, le dicen en el argot delincuencial- de una parroquia en Poza Rica y horas después sus cadáveres fueron arrojados a orillas de una carretera que conduce al municipio vecino de Papantla. El modo de plagiarlos y asesinarlos, tiene el sello del sicariato, aún cuando se diga que el móvil fue el robo de una caja fuerte. ¿Serían tan copiosas las ‘limosnas’ que se guardaban en una caja de seguridad?

 ¡Santos aprietos! ¿ahora qué hará la jerarquía católica  de Veracruz, tan acostumbrada a guardar silencio ante la tragedia del pueblo? era la pregunta que alimentó el morbo colectivo todo el lunes. El crimen de los dos religiosos puso  en apuros al arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, porque lo debió orillar  a condenarlo y pronunciarse por la ‘ola’ de violencia que azota a Veracruz.  Fue un homicidio incómodo para la élite de la Iglesia Católica, pues al condenarlo obligatoriamente se tendría que  señalar que hay un Gobierno fallido y que los carteles del narcotráfico son amos y señores, gracias permisividad oficial.

Sin embargo, la decepción y la obviedad llegaron temprano: ese mismo lunes la Arquidiócesis de Xalapa emitió  un comunicado firmado por el chocamense, José Manuel Suazo, vocero de la misma,  en el que únicamente ora para que los difuntos entren al cielo. Nada sobre la violencia de los carteles, nada sobre el Gobierno permisivo, nada sobre el infierno sobre la tierra. Valientes pastores salieron los ensotanados que  guardan silencio cuando es hora de hablar por sus propios muertos.

Pero nadie se debe extrañar del  mutismo en el clero veracruzano, pues a excepción de unos cuantos sacerdotes y del obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal,  los religiosos no se distinguen por ser profetas, como lo exige el ejemplo de Cristo –porque  deben anunciar y  denunciar- ni por ser buenos pastores que salen a la defensa del rebaño cuando éste es diezmado por los lobos. Al contrario, son “príncipes que viven en la comodidad”, como lo denunció el mismo Papa Francisco en su pasada visita al país. Ellos están cerca de los poderosos y alejados del pueblo.

No es  la primera vez que la delincuencia organizada ataca a los hombres de la Iglesia. En noviembre del 2013, otros dos sacerdotes: Hipólito Villalobos Lima y Nicolás de la Cruz Martínez, fueron torturados y asesinados en la misma parroquia que tenían a su cargo, la de San Cristóbal en Ixhuatlán de Madero, en la Huasteca Alta Veracruzana.  ¿Qué hizo la Arquidiócesis de Xalapa? un pronunciamiento débil y después guardó silencio total. No volvió a tocar el tema.

Tampoco hizo aspavientos cuando un grupo de delincuentes allanó la catedral de La Inmaculada Concepción de Córdoba,  en septiembre de 2014, para perseguir y dar alcance a un hombre que buscó refugio en el templo, y al que golpearon y asaltaron frente al altar principal. En la llamada Ciudad de los Treinta Caballeros, al igual que en Poza Rica,  está vigente el operativo “Blindaje Córdoba”, pero eso no detuvo a los criminales.

Y qué decir del secuestro de un hombre que fue sacado en plena misa que se celebraba en el templo de Santa Rita del puerto de Veracruz, en mayo pasado. La víctima era padre de un niño que iba a realizar su Confirmación católica durante la ceremonia presidida por el obispo Luis Felipe Gallardo. Además de las declaraciones del momento, los jerarcas religiosos no volvieron a tocar el tema para no incomodar al gobernante en turno.

¿Y LOS RETENES?

 En el puerto de Veracruz también hay operativos de la Fuerza Civil y retenes. ¿Por qué no se detuvo a los sicarios que plagiaron a esa persona en plena ceremonia religiosa?

Entonces, si alguna cualidad tienen los ensotanados es la habilidad de mantener un estricto silencio -el de los sepulcros blanqueados- sobre temas de violencia que molestan al poder público, pero hoy están presionados para hablar por dos de los suyos que han caído.

Pero el caso de los dos sacerdotes plagiados y asesinados en Poza Rica, también desmiente la supuesta eficacia de los  retenes instalados por  Secretaría de Seguridad Pública, son tan eficientes que logran frustrar secuestros y salvar vidas, como lo presumía la semana pasada el mismo gobernante en turno, quien incluso presumió una fotografía en la que posa durante una “revisión” políaca. Claro, la verdadera intención fue  desacreditar las denuncias del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, de ser acosado por la Policía Estatal.

La ineficacia o inoperancia de esas revisiones policíacas quedó patentizada, por los dos sacerdotes que fueron sacados con violencia de su parroquia y llevados a bordo de vehículos hasta la carretera donde abandonaron sus cuerpos. Durante el  tiempo que transcurrió desde el secuestro hasta el descubrimiento de los cadáveres, se deduce que las víctimas no sólo  fueron transportadas por la ciudad de Poza Rica, sino lograron esquivar las revisiones policíacas. Es decir, los plagiarios los llevaban vivos o muertos, pero lograron moverse con toda facilidad sin que fueran revisados en ningún retén.

¿Qué sucedió? ¿por qué no se detectó y revisó el vehículo donde llevaban dos sacerdotes secuestrados o sus cadáveres? ¿Dónde estuvo la Fuerza Civil? ¿por qué no funcionó el famoso operativo “Blindaje Poza Rica” que puso en marcha desde julio del 2015?, ¿Por qué los plagiarios lograron trasportarse con toda libertad si el “Blindaje Poza Rica” contempla revisiones exhaustivas para entrar o salir de la ciudad? Eso sólo es posible por una circunstancia: la tolerancia y la complicidad de los policías con ellos.

En fin, el crimen organizado alcanzó los suelos divinos, pero la jerarquía católica prefiere mantenerse callada para no incomodar al poder. Los obispos y sacerdotes veracruzanos, ni por equivocación convocarán a una marcha para repudiar la violencia y la ‘ola’ delictiva aún cuando ya  alcanzó a los suyos. No, los secuestrados, los torturados, los asesinados y descuartizados y los cientos –quizás miles- de personas que  han sido enterradas en fosas clandestinas pueden esperar.

Los santos varones de la Iglesia Católica tienen cosas más importantes qué hacer como perseguir, antorcha en mano, a las mujeres que quieran abortar y organizar manifestaciones para evitar que la Ley permita el matrimonio igualitario. Esos si son –para ellos- pecados mortales que atentan contra la “familia natural”. ¡Bendita sea su pureza y eternamente lo sea!

EL TERCER PODER

El pasado 5 de junio se renovaron dos de los Poderes en la Entidad, el Ejecutivo y el Legislativo. Se hizo con el voto ciudadano depositado en las urnas y en breve entrarán en funciones los nuevos legisladores y el Gobernante Estatal. Antes de terminar el mes de noviembre, también se tendrá que renovar el  Poder Judicial que se deposita en el Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), que ahora preside el fidelista, Alberto Sosa Hernández.

La elección del nuevo titular del TSJE es diferente, se hace con el voto de los Magistrados, no con el sufragio ciudadano. Y ese proceso es igual de importante que los anteriores, porque es la oportunidad de evitar que la fidelidad siga controlando a ese poder, involucrado también en chanchullos como los préstamos al Ejecutivo –se dice que más de 2 mil millones de pesos- que se los robaron los funcionarios estatales y nunca fueron devueltos a las arcas judiciales.

También no son pocos los casos de corrupción y nepotismo que ocurrieron en el Poder Judicial bajo la batuta de Sosa Hernández, quien sometió esa soberanía a las órdenes del gobernante en turno. Por eso hay efervescencia al interior del TSJE y una de las aspirantes a presidirlo, Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, ya ha salido a decir en público que se necesita una limpieza al interior del mismo, dignificar el quehacer de los Jueces, deslindarlos de las complicidades con otros poderes e incluso con la delincuencia.

Mujer valiente y con una trayectoria impecable, Castañeda Palmeros fue quien a finales del sexenio anterior se opuso a los nombramientos de nuevos magistrados como ‘pago de favores’ que hacía el innombrable. Su sentencia fue lapidaria y retumba hasta el día de hoy: “Ya cualquier pen… puede ser Magistrado”, dijo y con mucha razón, ya que ahora la fidelidad prepara un nuevo chanchullo para seguir controlado al Poder Judicial de forma transexenal, con esos “Magistrados a modo”.

Para ello se pretende impulsar como sucesores de Alberto Sosa a dos alfiles terriblemente corruptos: los priistas Eduardo Andrade Sánchez, exrepresentante del PRI ante los órganos electorales y que fue nombrado Magistrado en enero del 2015, y el terrablanquense Francisco Portilla Bonilla, dos veces Alcalde de Córdoba –para el infortunio de los cordobeses-, ungido como magistrado apenas en agosto pasado. Ambos son garantes de la impunidad hacia los exfuncionarios estatales.

Ninguno de los dos tiene la experiencia suficiente como expertos en leyes ni su interpretación, aún cuando en su carrera burocrática se hayan desempeñado como Legisladores y Procuradores del Estado. Es más, ni siquiera han litigado como abogados, pues  toda su vida se la han pasado conectados a la nómina pública. Aún así, son las cartas marcadas de la fidelidad para presidir al TSJE. La cuestión es si el resto de los magistrados se dejarán imponer a dos personajes altamente cuestionables a dirigir dicha soberanía, con las más aviesas intenciones.

Por lo pronto, Portilla Bonilla enfrenta una impugnación ante la justicia Federal, a través de un amparo interpuesto por el abogado Javier Castellanos Chargoy, quien era aspirante a la magistratura, pero fue descartado para darle lugar al terrablanquense que no cumple con los requisitos curriculares exigidos por la Ley ni con los valores de probidad y eficiencia que también demanda el cargo.  El amparo se habrá resolver, y si la razón jurídica impera podría ser la “patada en el trasero”, para echar fuera del Poder Judicial a Portilla, de una vez por todas.

Ah, y hay que reconocer que aún cuando fue promovido para ocupar una de las tres magistraturas en la Sala de lo Familiar del TSJE, el voto de sus compañeros evitó que Portilla se sentara cómodamente en esa oficina y lo mandaron como “magistrado visitador” o sea, no le dieron trabajo y estará cobrando como si fuera “aviador”. Lo rescatable es que se evitó un conflicto de intereses, porque Portilla ya no tendrá que juzgar asuntos relativos a la familia, luego de que él mismo está involucrado en un escándalo de adulterio, ruptura matrimonial y desconocimiento de hijos naturales. ¡Decentísima persona!.

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